GRANMA.—
Comunidades de este territorio tan elevadas como La Estrella, en el
montañoso municipio de Buey Arriba, o tan distantes como Mota, en el
costero Pilón, han tenido este año como nunca antes un verano bien
cultural.
Más de 900 instructores de arte de la provincia, en dos equipos
de trabajo e integrados de conjunto a la Brigada José Martí, hacen
posible la extensión de un variado programa a incontables
asentamientos del llano y las montañas granmenses.
Pobladores de varios municipios agradecen el encuentro con esos
jóvenes que para entregarles un poco de música, teatro, danza o el
arte de pintar, acceden a esos sitios en un rústico transporte o
sencillamente caminando largos tramos del camino.
Las escuelas han devenido escenario principal de las
presentaciones en lugares intrincados o de difícil acceso, mientras
en el llano los instructores asaltan parques, plazas, hogares
maternos, de ancianos y de niños sin amparo filial, hospitales
infantiles, prisiones y otros donde se han producido singulares
intercambios culturales.
La programación fue organizada en dos giras, una en julio y otro
para agosto, en las que se incluyen también los llamados cursos de
verano, de los cuales se realizaron solo en este primer mes más de
60.
La labor de los instructores integrados a la Guerrilla 50
aniversario, los grupos Dance y FolCuba, y de trabajadores de las
artes escénicas, de todas las casas de cultura y agrupaciones
musicales locales también ha estado en función del desarrollo de
varios festivales como el denominado Mi canto al Comandante, con
canciones y poesías hasta ahora inéditas dedicadas al líder de la
Revolución cubana.