TEGUCIGALPA, 30 de julio (PL).— Víctimas de la represión hoy en
Honduras denunciaron que la brutalidad llegó al extremo de un
militar golpear a una mujer en sus partes íntimas mientras un
policía arrastraba su madre por el suelo.
El dramático testimonio fue hecho entre lágrimas por la mujer,
que se identificó como Ligia Castro, en la emisora capitalina Radio
Globo, adonde acudieron otras personas a denunciar los maltratos a
que fueron sometidos.
Ligia Castro, una de las vendedoras ambulantes que habitualmente
acompañan las marchas opositoras, afirmó que además de los golpes,
los policías le destruyeron su improvisado puesto de venta.
La profesora Irma Leticia Flores Barahona aseguró haber visto que
ocho policías sacaron de un taxi a un joven y lo golpearon
brutalmente, incluso cuando ya lo habían subido a un vehículo
policial.
Flores Barahona dijo tener un hermano coronel del ejército, a
quien le dijo que le ha roto el corazón por participar en esta
barbarie.
No voy a salir de las calles aunque me maten, porque esta es una
causa justa, voy a luchar para que mis hijos y nietos no sean
esclavizados, dijo.
El ataque de las fuerzas armadas y antimotines comenzó a media
mañana cerca de la comunidad El Durazno, a unos cinco kilómetros de
la capital, en el tramo de la carretera Panamericana que conduce al
norte de la nación. La marcha fue convocada por el Frente Nacional
contra el golpe de Estado como parte de la resistencia pacífica
contra la asonada que depuso al presidente, Manuel Zelaya, el 28 de
junio pasado.
La televisión pasó imágenes de gran cantidad de personas heridas,
entre ellas la del profesor Roger Vallejo Serrano, quien fue
trasladado al hospital del Seguro Social con una herida de bala en
la cabeza, que lo tiene entre la vida y la muerte.
Testigos aseguran que un policía le disparó cuando los
manifestantes buscaban refugio en un gran mercado de comerciantes
pobres en las afueras de Tegucigalpa.
El sacerdote católico Andrés Tamayo aseguró que desde un
helicóptero fueron lanzadas granadas lacrimógenas contra los
manifestantes, cuando eran embestidos por los militares y los
antimotines.
Han golpeado a tanta gente… Ellos quieren mantenerse en el poder
a pura represión, aquí ya no hay ley, subrayó el religioso con
indignación.