Sábado del Libro entre novelas

Alape y las metáforas de la violencia

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

Entre novelas se las verá el lector el próximo Sábado del Libro (Palacio del Segundo Cabo, 11:00 a.m.) cuando de la Editorial Arte y Literatura se vuelvan a presentar El disparo de argón, del mexicano Juan Villoro; La edad de oro, del norteamericano Gore Vidal; El que tiene sed, del argentino Abelardo Castillo; y El cadáver insepulto, del colombiano Arturo Alape.

Arturo Alape.

El recuerdo de este último texto persiste en este cronista junto a la memoria del escritor. Ambos —obra y autor— son inseparables. Alape fue un ejemplo de consagración ética, voluntad política y dedicación literaria orientadas hacia un mismo fin: mostrar los entresijos de la violencia endémica que ha padecido su país, de manera enfática, luego de que el 9 de abril de 1948 cayera en las calles de Bogotá el prominente líder popular Jorge Eliecer Gaitán.

Desde los años sesenta, Alape —nació en Cali el 3 de noviembre de 1938 y falleció en la capital colombiana el 7 de octubre del 2006—, se interesó por desentrañar los hilos y las consecuencia de aquel acontecimiento, que desató movimientos guerrilleros que se prolongan en el tiempo, la sistematización de la represión por parte de fuerzas militares y paramilitares, y la descarnada injerencia norteamericana.

La trilogía sobre el Bogotazo —Memorias del olvido (1983), Noche de pájaros (1964) y La paz, la violencia; testigos de excepción (1985)— se convirtieron en clásicos del género histórico-testimonial, comparables en su obra a los libros de ficción y reportajes dedicados a Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo.

El cadáver insepulto (2005), su última novela publicada, se conecta directamente con la violencia derivada del Bogotazo. Alape supo de un crimen de Estado que nunca quedó oficialmente aclarado: la muerte de un capitán cuya existencia tuvo un antes y un después del 9 de abril de 1948, cuando balearon a Gaitán.

A partir de las crónicas policiales del periodista Felipe González Toledo y de la incesante búsqueda del cuerpo de su esposo por parte de la viuda del capitán, Alape arma un relato sencillamente impresionante.

Pocos días después de su lanzamiento editorial, el crítico Germán Pinzón escribió: "Con la palabra insepulto Arturo Alape condensa su nueva, y como siempre, irrefutable reconstrucción histórica, en una metáfora doble: la primera sepulta un crimen al que por todos los medios se le quiso echar tierra; la segunda conduce ese hecho, gracias al hilo de una heroica Ariadna, por el infinito dédalo de nuestras investigaciones exhaustivas, nada menos que al presente. Tiempo metafórico para repetir nuestra mímica fatal de enterrar viva a la historia".

 

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