LA PAZ, 26 de julio (PL).— Las huellas del imperio prehispánico
Tiwanaku distinguen hoy una feria interministerial en calles del
centro de esta ciudad, en homenaje al Bicentenario del primer grito
libertario de América,en julio de 1809.
En el prado paceño los bolivianos aprecian por primera vez 27
objetos de la localidad de Amaguaya, que conforman un conjunto
ceremonial, en el cual sobresale una tableta de inhalación de
alucinógenos, pieza única en sus características, descubierta a
fines de la década del 90 del pasado siglo.
También se exhibe cerca de una decena de piezas de cerámica
encontradas en la isla Pariti en el lago sagrado de los Incas, el
Titicaca.
Se trata de reliquias, cuyos fines, hace miles de años,
respondían a rituales en son de ofrendas, y que en esta oportunidad
resurgen al público por primera vez, según explicó Pablo Rendón,
responsable del Museo Nacional de Arqueología.
Pariti es parte del acervo legendario y mítico que conforma la
espiritualidad del espejo de agua más alto del mundo, a casi cuatro
mil metros sobre el nivel del mar.
Las piezas encontradas en esa isla van desde vasos moldeados con
figuras humanas hasta aves lacustres, que sorprenden por su refinado
remate.
A unos 70 kilómetros de La Paz, sobreviven al tiempo las ruinas
del imperio Tiwanaku, que en 2000 recibió la condición de Patrimonio
Cultural de la Humanidad, conferida por la UNESCO.
Fue en ese sitio donde la civilización prehispánica desarrolló el
arte y la ciencia con la edificación de grandes estructuras pétreas
como la Puerta del Sol, considerada por muchos expertos como la
muestra más acabada del alto grado de desarrollo alcanzado por los
tiwanakotas hace miles de años.
En ese entorno viven en la actualidad cerca de 15 mil personas,
cuya fuente principal de subsistencia es el turismo que acude a las
ruinas de lo que fue, en el siglo VII, el centro ceremonial de la
urbe más poblada del planeta.