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En un evidente distanciamiento de las posiciones de Estados Unidos,
la comisaria europea, Benita Ferrero-Waldner, amenazó al gobierno de
facto de Micheletti de que la Unión Europea (UE) tomará otras
medidas específicas si no se resuelve la crisis en Honduras.
La ministra europea de Relaciones Exteriores exhortó al rápido
retorno de las delegaciones a la mesa de diálogo, con espíritu
constructivo y "responsable.
Pedimos a ambas partes que reflejen la seriedad de la situación
que vive el país, afirmó.
El pasado 20 de julio, la UE congeló una partida de 65,5 millones
de euros de ayuda prevista para Honduras, correspondiente al período
2007-2010, como sanción por el golpe de Estado.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos mantiene la ayuda
económica a Honduras, y afirmó a través del vocero del Departamento
de Estado, Phillip Crowley, que no hubo un golpe de estado en ese
país centroamericano, sino que fue un esfuerzo coordinado entre los
militares y algunos sectores civiles.
En su intento conciliador, Ferrero-Waldner animó al mediador
Óscar Arias, presidente de Costa Rica, a continuar sus esfuerzos de
mediación y le reiteró el total apoyo del Ejecutivo comunitario a la
labor que está desempeñando.
El gobierno golpista rechazó la primera propuesta de siete puntos
del mediador, y la segunda y última intención de Arias, porque
incluyen el retorno al poder del Presidente constitucional Manuel
Zelaya, aspecto que rechaza.
Por su parte, la delegación del presidente democráticamente
electo aceptó la propuesta de siete puntos y ante la intransigencia
del gobierno de facto, declaró fracasada la negociación en Costa
Rica.
En estos momentos, Manuel Zelaya se encuentra en un paso de la
frontera de Honduras y Nicaragua, a la espera de reunirse allí con
su familia y una masa de sus simpatizantes para entrar al país e
intentar un diálogo con la cúpula militar, que lo secuestró el 28 de
junio y lo expulsó de la nación centroamericana.