Algún tiempo después, la inventiva de Gutenberg colmaría los
estantes de Cuba, y atesorar textos se convertiría en una rutina que
haría desear al impresor catalán haber nacido en otro siglo.
La Habana de entonces cambió, aunque sus vetustas edificaciones
confundan a ratos. Por eso no asombra que sean precisamente las
artes y las letras uno de los recorridos de Rutas y Andares,
propuesta recreativa de la Oficina del Historiador que cada verano
pretende revivir la historia de esta ciudad, de ahora y de antes.
Fue una mañana de viernes cuando, antes de emprender la andanza,
Ambrosio Fornet deleitó, con pasajes de las letras impresas, a
varias familias allí reunidas en busca de distracción escoltada de
conocimiento.
En aras de la diversidad, el Programa ha diseñado recorridos que
se detienen en la orfebrería, la arquitectura, la restauración, la
estética del arte, la arqueología¼ Unos
50 sitios esperan las visitas que incluyen desde el Museo de Naipes,
el Numismático, el del Tabaco y la Armería, hasta la Casa de la Obra
Pía, la Casa Simón Bolívar¼
Durante la última edición, en el verano del 2008, más de 13 000
cubanos siguieron las huellas de la antigua Villa de San Cristóbal,
interesados en cada descubrimiento fuera de época; para este, se
espera similar o mayor participación, y ello se deberá también al
servicio de interpretación, que permite la incorporación de personas
sordas e hipoacúsicas.
Uno de los elementos que la propuesta veraniega tiene a su favor,
señala Katia Cárdenas, directora de Programación Cultural, es la
preparación de los guías. "No se trata de personas que aprenden un
contenido o lo estudian. Son expertos, trabajadores que detienen su
faena y explican al público en qué consiste su oficio".
Para muchos es un reto a la investigación porque constituye una
opción muy especializada. El año pasado, por ejemplo, hablamos de la
presencia de las culturas africana, china y árabe en Cuba; ello nos
llevó a documentarnos para mostrarle al espectador la huella foránea
que todavía se observa en la ciudad.
Sin desdeñar otras proposiciones, los viajes del sábado resultan
peculiarmente atractivos. Varias familias se hacen eco de una
instructiva sugerencia que les llega a través de la música, el cine,
la danza o el teatro.
Ese día los artistas muestran cómo maquillarse, detallan cómo se
construye un instrumento o cómo se decide la ubicación en una
orquesta, narran la historia de las marionetas... No falta el
intercambio y el diálogo con el público.
Según nos relata Katia, cada jornada atrae a más visitantes que
llegan hasta el Centro de Información Cultural, (Oficios, número 8,
entre Obispo y Obrapía) con deseos de sumarse. Allí ofrecen las
coordenadas para que estos meses, entre martes y sábado, miles de
personas recorran La Habana con una mirada detallada y diferente.
No obstante, la invitación sobrepasa julio y agosto y, sin
pretenderlo, todos son partícipes de un concurso. Las familias
ganadoras del primer premio reciben un carné que les permite,
durante un año, la entrada libre a todos los museos de la Oficina
del Historiador. ¿Quiénes pueden ganarlo? Los que se hayan sumado a
4 rutas y 5 andares.