En
la Rusia actual hay siete grandes partidos formados, muchos de ellos
por la unión de otras agrupaciones menores y la formulación de
plataformas comunes. Entre ellos está Rusia Justa, resultado de la
unificación de otros movimientos políticos como el de la Vida, el
Patria, y el de los Pensionados y de otros seis.
De visita en Cuba, Boris Guseletov, jefe de Relaciones
Internacionales de esa agrupación, fue entrevistado para Granma.
Una presentación de Rusia Justa
Desde el punto de vista ideológico consideramos a nuestro partido
como socialista, porque defendemos los intereses de los trabajadores
asalariados y tenemos una orientación internacionalista. El
nacionalismo, en nuestro criterio, resulta peligroso en un país de
millones de habitantes de muchas nacionalidades, señala Guseletov.
¿En ese contexto, cómo se enmarcan las relaciones con Cuba?
Consideramos que Rusia debe mantener y ampliar las relaciones con
Cuba. En nuestro caso tenemos una sección en San Petersburgo que ha
desarrollado muchas iniciativas respecto a esta Isla. Por ejemplo,
tras el paso de los huracanes el pasado año, ellos presentaron la
iniciativa de apoyar a los cubanos y se envió ayuda material, que
fue una idea salida de la base y que se propagó por distintas
regiones.
Cuba es un ejemplo de relaciones libres, y la dirección de
nuestro partido se pronuncia por cambiar la arquitectura del planeta
para que los vínculos entre los estados sean justos, de manera que
el mundo se pueda convertir de unipolar en multipolar, y que dejemos
de ser rehenes de un solo poder hegemónico.
Rusia y Cuba siempre tuvieron vínculos amistosos y estos deben
existir en todos los sentidos. De igual manera, pensamos que a pesar
de que la nueva generación de rusos no conoce a Cuba como los de
mayor edad que recuerdan y admiran a la isla, ese sentimiento
tenemos que transmitírselo a los jóvenes.
Se ve un clima de mejoría en los vínculos Rusia- EE.UU. ¿Cuál es
su opinión?
Soy del criterio que la mejoría en esos vínculos de Rusia y
Estados Unidos por ahora está en las palabras, en declaraciones.
Vemos el cambio de presidente en ese país, la entrada de Obama en
lugar de Bush, como un fenómeno positivo, porque la administración
Bush dejó muchas huellas negativas respecto a varios países y en
particular respecto a Rusia, y Obama hasta ahora ha declarado
iniciativas positivas que han sido apoyadas por la dirección rusa.
Pero nosotros tenemos un proverbio que dice que "el diablo se
esconde detrás de los detalles". Entonces, cuando vemos todas estas
declaraciones, pensamos en cosas concretas como es la reducción de
las armas nucleares, el mejoramiento de los contactos económicos, y
otras.
Vamos a ver hasta qué punto la nueva dirección norteamericana
está dispuesta a mejorar las relaciones de verdad.
¿Cómo ha afectado la crisis mundial a su país?
El impacto de la crisis en Rusia ha sido muy grande. En los
últimos años, desde el punto de vista económico, habíamos tenido un
buen desarrollo con un incremento de un 5% y un 7% del Producto
Interno Bruto anual. Eso se debió, fundamentalmente, a la
exportación de petróleo y gas. Pero, cuando los precios de estos
bajaron, la economía rusa ha tenido una situación muy difícil, y
actualmente el PIB está en un -2% ó -3%.
El gobierno está adoptando medidas a través de un programa
anticrisis. En nuestro Partido consideramos que en el mismo hay
aspectos no viables, como el de brindar apoyo a las grandes
compañías y al sistema bancario, en lugar de apoyar directamente a
los ciudadanos y desarrollar la infraestructura, digamos como lo ha
hecho China, país que ha mantenido su desarrollo económico.
Respecto a la crisis internacional, como se sabe, surgió
precisamente debido a problemas en Estados Unidos, y creemos que
esta situación debe cambiar de manera que la economía mundial no
dependa como lo hace hasta ahora de la economía norteamericana; por
eso la dirección rusa está pensando en que en un periodo un poco más
largo pueda renunciar a la utilización del dólar en su concepción
económica.
También se está meditando en cambiar el concepto de foros del
G-8, G-20, de manera que las decisiones que tienen que ver con
problemas globales no sean tomadas por un grupo pequeño de
gobiernos, sino con la participación de los países pobres, que
puedan tener voz propia.