GIBARA.—
Un nuevo rostro exhibe hoy la Villa Blanca de los Cangrejos, como
gustan llamar a Gibara sus hijos, pues, a pesar del cruel
ensañamiento del huracán Ike, los gibareños supieron levantarse y
salir adelante del reto que representó amanecer el 8 de septiembre
del pasado año con la ciudad destruida casi por completo.
Sin
varitas mágicas, ni conjuros sacados de libros antiguos, sino con
trabajo constante, Gibara puede mostrar hoy unas 200 obras y
acciones constructivas en saludo a la sede holguinera de las
actividades centrales por el 26 de Julio.
La ciudad devuelve otra mirada al caminante que hoy recorre sus
calles. Si entonces se contabilizaron más de 15 000 viviendas
dañadas, de las que 2 442 fueron derrumbes totales, ya están
restauradas más de 7 000 casas.
En el reparto Pueblo Nuevo se dan los toques finales a 23 de 46
petrocasas y a ocho casas construidas con el sistema Sandino, de las
204 de este tipo que se levantarán en la región.
En este mismo asentamiento abrió sus puertas el nuevo Ranchón El
Coral, emblemático sitio en el que, en los días posteriores al
meteoro, se elaboraron más de 400 raciones diarias de alimentos en
la mañana y en la tarde, para los vecinos de la zona que perdieron
todas sus pertenencias.
Con nueva imagen brindan servicios ahora el restaurante La Ruina
y el local de la Asociación Culinaria, este último con un
interesante proyecto de rescate de platos típicos gibareños, como el
arroz con coquina, el filete de tiburón y la cojinúa frita.
Igual restauración recibió el Taller de Confecciones, en el que
se instalaron 11 modernas máquinas, para ampliar las capacidades
hasta 18 costureras.
El esfuerzo se extiende a otros consejos populares del
territorio, como Velazco, donde se materializa un viejo anhelo de
los velazqueños: el policlínico José Ávila Serrano, el cual brinda
23 servicios médicos, que se ampliarán a 32 con las nuevas
tecnologías previstas para el centro.
De igual modo abre sus puertas la Farmacia Principal de Velazco,
con cobertura para 43 000 habitantes de la zona, y el taller de
reparaciones de electrodomésticos.
Los niños velazqueños también se benefician con la reapertura del
círculo infantil Los Graneritos, restaurado con excelente calidad y
que amplía ahora la matrícula a 120 infantes.
El centro para la cría de gallinas evidencia el tesón de los
gibareños. Allí el huracán se empeñó en destruir casi la totalidad
de las instalaciones y el esfuerzo del colectivo muestra resultados
favorables, como la venta de 136 000 pollos hasta la fecha. Además,
cuentan con alrededor de ocho hectáreas sembradas de plátano, ají,
boniato y otros cultivos.