Banderas cubanas y del 26, carteles alegóricos a la fecha,
vallas, afiches, banderolas, cadenetas y otros resortes al servicio
de la propaganda y de la ambientación patriótica establecen una
relación directa entre las razones y el lugar donde están hoy, y el
cálido espacio que cada nuevo 26 ocupa en el interior de los
cubanos.
Físicamente, el escenario natural de los hechos (Granjita
Siboney, postas y muros del otrora cuartel Moncada...) están allá,
en la siempre heroica Santiago, pero la trascendencia vuelve a tomar
por asalto a la ciudad de los parques, a la tierra del níquel, a los
cedros siempre verdes de Birán...
Holguín
sigue conquistado por la única fuerza capaz de ocupar en minutos
cualquier parte del territorio nacional: la Revolución.
Lo confirmó hace unas horas la celebración provincial de la
efeméride, capaz de repletar en Gibara una plaza que supuestamente
solo podrían llenar Los Van Van, según observaron entusiasmados los
mismos gibareños.
No por decreto o por encargo, la inspiración da luz a
composiciones como la que acaba de obsequiar la orquesta Avilés (Holguinereando),
a la medida popular de este nuevo aniversario.
Solo el amor —como diría entre acordes el poeta— engendra esos
"milagros" cotidianos y hará que 200 000 personas en nombre de toda
Cuba asalten la madrugada de este 26, para reafirmarle a Fidel la
respuesta de un pueblo decidido a que jamás salud, educación,
vivienda, desempleo, tierra e industria retrocedan al oscuro foso en
que penaban cuando aquel grupo de jóvenes se lanzaron en armas
contra los muros del Moncada, para abrir un boquete de esperanza
hacia el futuro.