Los
niños se adueñan de plazas y parques. Corren con libertad con una
sonrisa en los labios y llenos de alegría. Unos detrás de las
palomas que pueblan la Plaza de Armas, otros en juegos colectivos
que, aun en época de computadoras y celulares, nos hacen recordar la
viola, el chucho escondido, los agarrados, el ratón y el gato.
Los fanáticos al fútbol sustituyen el balón por una botella
plástica. Lo importante es jugar, divertirse. Hay quienes quieren
conocer a la ilustre figura del Caballero de París. Como dijo el
Maestro, son la esperanza del mundo. De ellos saldrán los obreros,
maestros, médicos, científicos, artistas que llevarán en sus hombros
el peso de la sociedad, pero por el momento, les toca vivir la
niñez.