Su muerte, hace 15 años, llegó cuando había logrado integrar un
acuerdo que debería haber iniciado un proceso de distensión con el
enemigo de mucho tiempo, el imperialismo norteamericano, violador
posteriormente del convenio en todas sus partes para mantener el
acecho en esa parte del mundo.
Sus restos se conservan en el Palacio Memorial Kumsusan, en
Pyongyang, donde cada día recibe el respeto y homenaje del pueblo al
que consagró su vida en la lucha por la independencia y la
construcción de una nueva sociedad.
Fundó el Ejército Popular, dirigió la lucha armada contra los
imperialistas japoneses entre 1932 y 1945, y por la salvación
nacional contra el norteamericano; creó el Partido del Trabajo y la
RPDC, a la que condujo por la senda socialista.