Como resultado de tan colosal empeño, que implicó millonarias
inversiones, hoy el 96 % de la población tiene acceso a fuentes
mejoradas de abasto de agua (antes de 1959 solo 114 de los 300
asentamientos con más de 100 habitantes recibían agua por
acueducto), mientras el número de presas creció de 13 a 239.
La capacidad total de esos embalses administrados por el
Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos asciende a cerca de 9 000
millones de metros cúbicos. Hay, además, 805 micropresas bajo la
tutela de los ministerios de la Agricultura y el Azúcar,
fundamentalmente, las cuales aportan de conjunto otros 500 millones
de metros cúbicos.
Según explicó la ingeniera Aymeé Aguirre, vicepresidenta del INRH,
en el año 2005 y a partir de un estudio orientado por la máxima
dirección del país ante la ocurrencia de una prolongada e intensa
sequía, fueron identificados 75 embalses subutilizados.
La ausencia de los correspondientes sistemas y canales de riego,
unido a la falta de mantenimiento y deterioro de los existentes,
aparecieron entre las principales causas de la baja explotación de
tales fuentes.
Al respecto, precisa la ingeniera Aguirre, una comisión integrada
por especialistas del INRH, el MINAGRI y el MINAZ elaboró una
propuesta para favorecer el uso más eficiente del agua a través de
la aplicación de tecnologías de riego capaces de garantizar una
mejor conducción y aprovechamiento, además de incrementar las áreas
agrícolas vinculadas a estas fuentes.
Debido a la carencia de financiamiento, la mayoría de los
trabajos se paralizaron. Evaluaciones hechas posteriormente indican
que la tendencia al bajo uso de las presas continuó y en la
actualidad suman 106 los embalses poco empleados.
Los porcentajes de utilización más bajos se localizan en La
Habana, Las Tunas, Santiago de Cuba, y el Municipio Especial de Isla
de la Juventud.
A pesar de los severos impactos de la crisis económica global y
los recortes en el presupuesto, el país trabaja para revertir este
panorama y ampliar de manera considerable la cantidad de tierras
cultivables beneficiadas mediante el riego (antes del periodo
especial llegó a superar el millón de hectáreas), incluidas las que
se están entregando a solicitud de las personas.
La vicepresidenta del INRH señaló que las principales inversiones
están dirigidas a elevar la eficiencia en el uso del agua, y
comprenden la reparación de canales magistrales, presas y
derivadoras, además de la introducción de modernas y eficaces
tecnologías en los sistemas de riego por aspersión y goteo.
En el presente año, añadió, serán beneficiados 61 canales
magistrales, de los cuales 12 ya han sido terminados. Para el 2012
está prevista la completa rehabilitación del 100% de esas obras, lo
cual permitirá recuperar cantidades apreciables del líquido que hoy
se pierden por las ineficiencias existentes en los sistemas de
conducción.
Todo lo anterior está acompañado por un programa de mantenimiento
sistemático que garantiza la sostenibilidad de lo alcanzado en las
labores de reparación.
Otras obras de máxima prioridad en construcción son los trasvases
Este-Oeste (Sagua de Tánamo-Holguín-Camagüey), Norte-Sur (norte de
Guantánamo-Valle del Caujerí) y Centro-Este (de Sancti Spíritus a
Camagüey).
Los estimados de los especialistas sugieren que cuando concluyan
los trabajos en marcha, el país podría aprovechar 1 570 millones de
metros cúbicos del preciado recurso que hoy se dispone en los
embalses y no se explotan, para producir más alimentos.
Como diría el profesor Calviño, poner punto final al bajo uso de
los embalses bien vale la pena.