Aprovechar mejor el agua embalsada

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Desde principios de los años sesenta del pasado siglo, la Revolución puso en marcha un ambicioso programa de obras hidráulicas con el objetivo de almacenar suficientes reservas de agua para apoyar el desarrollo agrícola e industrial, garantizar el suministro al sector residencial, y paliar los efectos de ciclones tropicales, sequías y eventos de lluvias intensas.

El incremento de la producción de alimentos exige una mayor utilización del agua disponible en los embalses.

Como resultado de tan colosal empeño, que implicó millonarias inversiones, hoy el 96 % de la población tiene acceso a fuentes mejoradas de abasto de agua (antes de 1959 solo 114 de los 300 asentamientos con más de 100 habitantes recibían agua por acueducto), mientras el número de presas creció de 13 a 239.

La capacidad total de esos embalses administrados por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos asciende a cerca de 9 000 millones de metros cúbicos. Hay, además, 805 micropresas bajo la tutela de los ministerios de la Agricultura y el Azúcar, fundamentalmente, las cuales aportan de conjunto otros 500 millones de metros cúbicos.

 Fotos : Arnaldo Santos La ingeniera Aymeé Aguirre, vicepresidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, subrayó que la reparación de canales magistrales y presas figura entre las prioridades.

Al margen de los incuestionables logros del programa de Voluntad Hidráulica, existen presas con bajo o mediano aprovechamiento, situación que puede incidir de manera desfavorable en los esfuerzos por incrementar la producción de alimentos.

CONTEO REGRESIVO

Según explicó la ingeniera Aymeé Aguirre, vicepresidenta del INRH, en el año 2005 y a partir de un estudio orientado por la máxima dirección del país ante la ocurrencia de una prolongada e intensa sequía, fueron identificados 75 embalses subutilizados.

La ausencia de los correspondientes sistemas y canales de riego, unido a la falta de mantenimiento y deterioro de los existentes, aparecieron entre las principales causas de la baja explotación de tales fuentes.

Al respecto, precisa la ingeniera Aguirre, una comisión integrada por especialistas del INRH, el MINAGRI y el MINAZ elaboró una propuesta para favorecer el uso más eficiente del agua a través de la aplicación de tecnologías de riego capaces de garantizar una mejor conducción y aprovechamiento, además de incrementar las áreas agrícolas vinculadas a estas fuentes.

Debido a la carencia de financiamiento, la mayoría de los trabajos se paralizaron. Evaluaciones hechas posteriormente indican que la tendencia al bajo uso de las presas continuó y en la actualidad suman 106 los embalses poco empleados.

Los porcentajes de utilización más bajos se localizan en La Habana, Las Tunas, Santiago de Cuba, y el Municipio Especial de Isla de la Juventud.

A pesar de los severos impactos de la crisis económica global y los recortes en el presupuesto, el país trabaja para revertir este panorama y ampliar de manera considerable la cantidad de tierras cultivables beneficiadas mediante el riego (antes del periodo especial llegó a superar el millón de hectáreas), incluidas las que se están entregando a solicitud de las personas.

La vicepresidenta del INRH señaló que las principales inversiones están dirigidas a elevar la eficiencia en el uso del agua, y comprenden la reparación de canales magistrales, presas y derivadoras, además de la introducción de modernas y eficaces tecnologías en los sistemas de riego por aspersión y goteo.

En el presente año, añadió, serán beneficiados 61 canales magistrales, de los cuales 12 ya han sido terminados. Para el 2012 está prevista la completa rehabilitación del 100% de esas obras, lo cual permitirá recuperar cantidades apreciables del líquido que hoy se pierden por las ineficiencias existentes en los sistemas de conducción.

Todo lo anterior está acompañado por un programa de mantenimiento sistemático que garantiza la sostenibilidad de lo alcanzado en las labores de reparación.

Otras obras de máxima prioridad en construcción son los trasvases Este-Oeste (Sagua de Tánamo-Holguín-Camagüey), Norte-Sur (norte de Guantánamo-Valle del Caujerí) y Centro-Este (de Sancti Spíritus a Camagüey).

Los estimados de los especialistas sugieren que cuando concluyan los trabajos en marcha, el país podría aprovechar 1 570 millones de metros cúbicos del preciado recurso que hoy se dispone en los embalses y no se explotan, para producir más alimentos.

Como diría el profesor Calviño, poner punto final al bajo uso de los embalses bien vale la pena.

 

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