La elocuencia de las cifras

En saludo al 26 de Julio, los campesinos de la CCS se han propuesto plantar 250 000 posturas de piña, 90 000 de frutabomba, 70 000 de guayaba, 20 000 de aguacate, 5 000 de mango y otro tanto de mamey. En esas mismas áreas intercalarán 100 000 hijos de plátano, y otras especies como tomate, boniato, yuca, col y frijol.

Tomando como referente su experiencia, las autoridades gubernamentales trazaron la estrategia de sembrar en todo nuestro archipiélago unas 12 000 hectáreas de frutales. Según los cálculos, con este método productivo, una hectárea puede rendir la suficiente cantidad de frutas para abastecer a 1 000 habitantes durante un año entero.

Con el policultivo una hectárea multiplica los rendimientos.

El propósito de la agricultura urbana es garantizarles a los ciudadanos un consumo diario de 300 gramos de hortalizas per cápita, dice Lázaro, el de nosotros, los fruticultores, es aportar alrededor de 100 gramos de frutas por habitante a partir de los próximos cinco años.

En la Antonio Maceo la mayoría de los cultivos —pese a compartir el área con otros—, superan ampliamente los rendimientos promedio a nivel nacional: 60 toneladas de guayaba por hectárea, cuatro veces la del país; 20 de plátano fruta, ocho más que la media.

La frutabomba puede rendir hasta 100 toneladas por hectárea, pero como sembramos solo el 30 % del área total, obtenemos alrededor de 30, aclara Lázaro. No obstante, esta cifra rebasa las 22.7 alcanzadas por el sector privado en el 2008, y duplica los números de las empresas estatales.

Tenemos variedades de aguacate —como el Julio—, cuyas cosechas alcanzan las 37 toneladas por hectárea, dígito superior, incluso, a los obtenidos en México, país líder del renglón a nivel mundial, comenta orgulloso el productor.

"Estos rendimientos los logramos duplicando la densidad de plantas. No obstante sembramos a una distancia prudente las de una misma especie para evitar plagas, como la sigatoca negra que afecta mucho al plátano cuando se planta con el sistema extradenso.

Nosotros los ubicamos cada nueve metros y hemos reducido las enfermedades, porque está más aireado, recibe mayor influencia del sol. Igual pasa con la frutabomba y otros, pues al estar intercalados, funcionan como barreras defensivas porque las plagas entre cultivos son diferentes."

Los policultivos son muy útiles para reducir la vulnerabilidad agroalimentaria ante fenómenos naturales, pues aunque los fuertes vientos arrasen con los frutales altos, estos protegen a los intercalados más abajo que sustentan luego la recuperación; y viceversa, si la afectación es por grandes inundaciones y se pierden los de poca altura.

 

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