José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de
Estados Americanos (OEA) arribó este viernes a Honduras para
impulsar la restitución en su cargo de Manuel Zelaya, Presidente
constitucional del país, en cumplimiento de una resolución de ese
organismo.
Diversas agencias de noticias informan que, en medio de masivas
protestas contra las autoridades golpistas, Insulza aterrizó poco
después del mediodía en Tegucigalpa, la capital, para comenzar una
serie de reuniones con algunos de los actores políticos hondureños
de la grave crisis política.
Para este sábado, ya habrá vencido el ultimátum impuesto por la
OEA al Gobierno ilegítimo de Roberto Micheletti para devolver la
presidencia a Zelaya.
Aunque no se ha informado oficialmente de su agenda de reuniones,
se espera que el visitante se reúna con líderes sociales, políticos
locales, representantes de la Iglesia, la Corte Suprema y la
Fiscalía General.
No se tiene previsto ningún encuentro con Micheletti, a quien la
OEA desconoció como Presidente y cuyo Gobierno no ha sido aceptado
por ningún país y ha sido condenado en la Organización de las
Naciones Unidas y otras instituciones regionales e internacionales.
Zelaya fue secuestrado, maltratado y expulsado por militares
golpista el domingo último hacia Costa Rica.
El detonante del golpe de Estado fue el intento del mandatario
por consultar al pueblo esa propia jornada, sobre cruciales asuntos
para los destinos y futuro de la nación.
Se conoció que Insulza se dirigió en primer lugar a la Corte
Suprema de Justicia y sostenía una reunión con el presidente del
máximo tribunal, Jorge Rivera.
Alejandro Hernández, secretario privado del presidente de la
Corte, confirmó el encuentro a periodistas fuera de la sede
judicial.
Antes de la llegada del secretario general de la OEA, miles de
simpatizantes de Zelaya marcharon para pedir el retorno del depuesto
jefe de Estado.
Los manifestantes mostraban pancartas con leyendas como "No al
golpe, sí a la paz'' y "Queremos que regrese el legítimo
presidente'', al tiempo que gritaban consignas como "El pueblo,
arrecho, exige su derecho''.