El secretario general de la OEA ha dicho que su viaje a Honduras
tiene como propósito no "negociar" con el nuevo Gobierno, sino a
"pedirle" que "cambie lo que ha estado haciendo" y "encuentre
maneras de retornar a la normalidad".
Según Insulza, la comunidad internacional "ha hecho prácticamente
todo lo que podía hacer" para reclamar la restitución de Zelaya y el
país podría ser sancionado si no acata una resolución de la OEA.
Por su parte José Manuel Zelaya, el depuesto presidente de
Honduras, afirmó durante su estancia en Panamá que los militares,
oligarcas y políticos que protagonizaron el golpe de Estado en la
nación centroamericana, serán llevados ante la Corte Penal
Internacional.
Durante una entrevista exclusiva con la televisora Telesur, el
gobernante hondureño aseguró que ellos van a ser sentenciados
en la Corte Penal Internacional por actuar en contra de la
democracia hondureña.
Desde El Salvador, Zelaya hizo un llamado a sus
compatriotas para que "no se amilanen" y que marchen a
Tegucigalpa para protestar "pacíficamente" contra el golpe de
Estado. "No se dejen vencer ni se amilanen, sientan la fuerza del
espíritu y caminen a Tegucigalpa", dijo el presidente.
Los seguidores de Zelaya, quienes pese a la persecución y
represión del de la policía ejército, no han dejado de manifestarse,
han dicho que están reservando sus fuerzas para salir este sábado
más organizados a la calle para recibir a su presidente.
Organismos de derechos humanos han arremetido contra las medidas
de represión del nuevo gobierno de facto, que ha suspendido las
garantías constitucionales como la libertad de asociación y reunión,
y el derecho a la libre circulación y expresión.
Los seguidores de Goriletti, políticos, empresarios y militares
dudan de que Zelaya se atreva a regresar al país, donde la justicia
emitió una orden de captura en su contra por 18 delitos, entre
ellos, "traición a la patria".
Un Gorilleti menos soberbio, quien ha propuesto como solución a
la crisis adelantar las elecciones previstas para noviembre, ha
dicho que recibirá amigablemente a los presidentes y personalidades
que acompañen a Zelaya a su regreso a Honduras, pero que el
presidente constitucional, al que también se le recibirá
amablemente, será arrestado.
Según varios observadores internacionales el panorama podría ser
propicio para que ocurriera en Honduras una masacre. Entre los que
así piensan se encuentra el presidente de Venezuela Hugo Chávez
quien declaró que esa nación se encuentra al borde del baño de
sangre. En opinión del líder venezolano, la violencia podría
desencadenarse como resultado de la respuesta popular a la renuencia
de los golpistas de garantizar el regreso al país del presidente
legítimo Manuel Zelaya.
De igual forma, Hugo Chávez instó a Estados Unidos a tener una
posición más firme contra los golpistas. Pero el último gesto de la
administración de Barack Obama al respecto fue pedirle al derrocado
presidente de Honduras, Manuel Zelaya, abstenerse del regreso a la
patria para permitir que trabaje allí la misión mediadora de la
Organización de Estados Americanos OEA.
Predecir cuál escenario o alternativa se impondrá mañana en
Honduras resultaría poco serio. Solo nos queda esperar que la vuelta
a la edad media latinoamericana que ya significó la asonada golpista
en Honduras no se convierta en un hecho consumado. Algo así,
equivaldría al entierro definitivo de ese cadáver agonizante al que
se le suele llamar "democracia" occidental.