.— El golpe de estado
contra el presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, y la
represión desatada por los militares y la policía bajo el mando del
gobierno de facto ha unido más al pueblo.
En los seis días de sitio que vive este país centroamericano, la
alianza de todos los hondureños incrementó la fuerza para debilitar
a la oligarquía representada por Roberto Micheletti.
Pese a que las Fuerzas Armadas aumentan su represión y
violaciones a los derechos humanos como la libre reunión, pues
prohíbe grupos de más de seis personas, la pujanza popular crece.
Allanamientos de viviendas, persecución de periodistas, cacerías
de jóvenes en franca violación de los derechos individuales, son
algunas de las muestras represivas de los golpistas.
Frente a este panorama, miles de personas -indígenas, campesinos,
obreros, jóvenes, mujeres- se han aglutinado en torno al Frente
Nacional contra el Golpe de Estado.
En las calles, el frente encara y debilita las estrategias
militares que lidera Billy Joya, nombrado ministro asesor por el
gobierno de facto, y reconocido por sus asesinatos y torturas
durante la década de los años 80.
En todo el país, la población se une en contra el gobierno
impuesto, que desconoce la comunidad internacional, y a favor del
retorno de Zelaya quien fue elegido democráticamente por los
hondureños.