A principio de los años setenta vio la luz Crónica sentimental
de España como compilación de aquellos artículos que escribió
Manuel Vázquez Montalbán para la revista Triunfo, en 1969. Los
ensayos, profundos estudios culturales sobre la sociedad española,
reflejaban la circunstancia histórica mediante el análisis de los
géneros de la cultura popular durante las dos primeras décadas de la
posguerra. Más de cuarenta años han pasado y la Crónica, ahora
convertida en cabaret literario por el director y actor catalán
Xavier Albertí, llegó por primera vez a las tablas de la Sala teatro
El Sótano, a manera de recorrido musical para revelarnos ese
sentimentalismo español que desde la década del cuarenta hasta la
actualidad ha estado presente en las expresiones populares de ese
país.
Estrenado en el 2006 en Barcelona, el espectáculo —que también
emplea como base otros artículos publicados por el fallecido
escritor a partir de 1975 y fragmentos de algunas de sus obras y
poemas— se inspira en una idea de Montalbán que se decanta por
comprender la identificación del pueblo a través de sus cantantes
preferidos.
Con este precepto Albertí, que no es nuevo en la escena cubana,
entreteje el corpus dramático de la obra con canciones de Conchita
Piquer, Carmen Sevilla, Lola Flores, Manolo Escobar, Raphael y
Joaquín Sabina, ídolos y mitos del cancionero español que se unen al
tránsito de la radio a la televisión y a la figura de los toreros.
Así, distintos ritmos como la zarzuela, el pasodoble, la música
popular de la copla y las reconocibles letras de La vaca lechera
y Yo quiero ser una chica Almodóvar, de Sabina, se entonan en
la pieza vocal como grandes evocadoras del recuerdo en el imaginario
común.
Solamente un piano de cola y cinco sillas conforman el escenario,
sobre ellas los actores permanecen la primera media hora de
Crónica resucitando tonadas, imitando con trasfondo crítico y
exponiendo con humor e ironía las perspectivas futuras de su
sociedad. Lina Lambert, Montse Esteve, Oriol Genís, Xavier Pujolràs,
y la mezzosoprano Titon Frauca, acompañados al piano por el
director, entregan además de excelentes y numerosos desdobles, una
complicidad que desde el primer instante envuelve al espectador en
una atmósfera interactiva.
Lejos de la parodia vulgar o simplista, el atractivo cabaret
teatral está lleno de talentos en su elenco. Mientras la Lambert
(Premio de la Crítica a la mejor actriz, en 1995) interpreta en
árabe ¡Qué viva España!; Pujolràs (Premio Butaca al mejor
actor de comedia musical) se transforma en una gitana enana y poco
después en Raphael; en tanto, Genís transmuta provocativamente sin
necesidad de emplear accesorios; y la actriz Montse encarna a la
Flores evocando el espíritu de la mítica cantaora española.
Juegos semánticos, intertextualidad y alusiones gramscianas son
también otros elementos que luce la pieza en donde no escapa nadie
de la crítica, desde el tristemente célebre ex presidente Aznar
hasta la cultura preponderante de Norteamérica.
Sin embargo, más allá de representar los irónicos pronósticos
futuristas de Vázquez Montalbán, la obra trae a escena —a la manera
de Brecht— la intrahistoria de un país desde el alejamiento
generacional para hacer participar a los públicos más jóvenes de un
recuerdo cultural que se presenta entretenido y emocionante por
encima de todo.
Sin lugar a dudas, disfrutar de la Crónica ha provocado en
los escenarios nacionales un novedoso regocijo sentimental.