¿Cómo olvidar que dormíamos con los cuentos bajo nuestra
almohada? ¿Cómo no recordar a aquellos de La Edad de Oro?
Tres Héroes, Meñique, Los dos Príncipes, Nené Traviesa, El Camarón
Encantado, La Muñeca Negra... . ¡Y qué decir de Los Zapaticos de
Rosa! Son legados que recibimos desde pequeños y nos sirven para
toda la vida.
José Martí escribió esos cuentos, poemas, versos y artículos en
La Edad de Oro, revista mensual de 32 páginas, de recreo e
instrucción, publicada en Nueva York hace ahora 120 años. Entre
julio y octubre de 1889 salieron los únicos cuatro números, que
quedarían para la posteridad.
"Para los niños es este periódico, y para las niñas, por
supuesto", dice Martí, y agrega: "Para eso se publica La Edad de
Oro: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y
se vive hoy [...]. Así queremos que los niños de América sean:
hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres
elocuentes y sinceros".
El Maestro se entregó con amor a esa obra —prominente en las
letras cubanas e hispanoamericanas—, y logró un mensaje universal.
Inculcó en ella también su recio ideario anticolonialista, el amor
por la patria latinoamericana, la devoción por la justicia, la
verdad y la belleza.
En 1905, diez años después de que Martí cayera peleando en Dos
Ríos, Gonzalo de Quesada —alumno suyo— reunió los cuatro números de
la revista y con ellos editó La Edad de Oro, volumen que
cautiva a cualquier edad, con un lenguaje claro y lecturas de
interés que regocijan, estimulan, enseñan y cuentan lo pasado y lo
contemporáneo, y lo que debemos hacer para construir el futuro.
El mejor amigo de las presentes y futuras generaciones continúa
siendo La Edad de Oro, que es lectura obligada para
todos los cubanos.