El presidente boliviano, Evo Morales, declaró hoy sentirse
decepcionado por la decisión del gobierno de los Estados Unidos de
excluir definitivamente a Bolivia del sistema de preferencias
arancelarias.
En conferencia de prensa, al referirse a la Ley de Preferencia
Arancelarias y Lucha Antidrogas (ATPDEA) el dignatario criticó a
Barack Obama y dijo que su colega norteamericano mintió cuando
afirmó que trataría a todos por igual.
Morales señaló que el inquilino de la Casa Blanca faltó a la
verdad cuando dijo en Trinidad y Tobago, en la Cumbre de las
Américas, que no pretendía que en América Latina haya socios menores
y socios mayores. Con esa decisión, la víspera, Obama pretende
convertirse en patrón de Latinoamérica, destacó.
Según Morales la suspensión de las preferencias arancelarias es
una represalia política del gobierno norteamericano contra su
administración, basada en calumnias, mentiras y falsas acusaciones.
"Si en Estados Unidos ha cambiado la fisonomía de los
gobernantes, no ha cambiado las políticas del imperio", aseguró.
La suspensión definitiva del sistema de preferencias ATPDEA, en
compensación por la lucha contra el narcotráfico, generó en Bolivia
preocupación por las pérdidas económicas y de empleo que genera
dejar de exportar al mercado norteamericano.
"Son apenas 25 millones de dólares de pérdida. La dignidad de los
bolivianos no cuesta 25 millones de dólares", aclaró el jefe de
Estado de origen aymara.
Asimismo destacó que desde 2006 el Ejecutivo está preparado para
enfrentar el posible daño económico que ocasionará esta medida.
Para Morales la decisión de Washington se convierte de hecho en
una intromisión política programática del gobierno de Estados Unidos
contra el pueblo boliviano.
La nacionalización de los hidrocarburos y que afectó a consorcios
estadounidenses no cuesta 25 millones de dólares, las políticas
sociales y la nueva Constitución no cuestan 25 millones de dólares,
recalcó.
Las relaciones bilaterales entre Bolivia y Estados Unidos son
tensas desde que en septiembre de 2008 expulsaran al embajador
Philip Goldberg, acusado de complotar contra el gobierno y también a
las agencias antidroga (DEA) y de cooperación (USAID), por el mismo
delito.
Washington, aún bajo la administración republicana de George W
Bush, acusó a Bolivia de aflojar su lucha contra el narcotráfico,
pese a que el gobierno de Morales destruyó, entre 2006 y 2008, casi
17 mil hectáreas de coca destinada, supuestamente, a la producción
de droga.