.— Los golpistas en Honduras crean
condiciones para justificar el incremento de la represión al pueblo,
aunque la resistencia cívica tiene carácter pacífico, alertó hoy el
coordinador del movimiento Vía Campesina, Rafael Alegría.
En las últimas horas, ilustró, estallaron granadas frente a la
sede de la Corte Suprema de Justicia y a una emisora local que
también respalda al gobierno de facto, para "tratar de inculpar a
los movimientos sociales.
Nosotros, reiteró, mantenemos la resistencia pacífica, no tenemos
armas ni bombas lacrimógenas ni granadas, esos son los instrumentos
usados por los represores.
Alegría también denunció que trabajadores en la ciudad de San
Pedro Sula fueron obligados por sus patrones a participar en
manifestación de apoyo a los golpistas, so pena de perder sus
puestos laborales.
Entre los convocados por la fuerza, precisó, estuvieron obreros
de las maquilas, pero aún así esos actos resultan apenas conatos.
Nada va a impedir, apreció, la creciente movilización social que
se mantendrá hasta el retorno al orden constitucional y la
restitución del presidente, Manuel Zelaya.
Según explicó, continúa la toma de carreteras en diversos puntos
del país por parte de los movimientos sociales y las marchas de
campesinos, indígenas y trabajadores y estudiantes rumbo a esta
capital.
Mientras tanto, centrales sindicales, agrupaciones campesinas,
juveniles, femeninas y de derechos humanos prosiguen las
demostraciones de repudio a los golpistas, en las cercanías de la
casa presidencial de esta capital.
Ante el empuje popular, los peligros de mayores represiones van
en aumento, en las últimas horas los militares reactivaron el
escuadrón de la muerte 316 que comenzó el hostigamiento a dirigentes
populares.
Esa agrupación, creada por el ejército en los años 80 del siglo
pasado, sirvió para asesinar y hacer desaparecer a numerosos
ciudadanos, entre ellos líderes de organizaciones sociales.