Querido compañero Manuel Zelaya, único y digno presidente
constitucional de Honduras:
Con profunda indignación se han estremecido nuestras cinco celdas
ante la brutal acción golpista en su patria, reminiscente de un
pasado aún fresco en la memoria histórica centroamericana.
Pareciera que el siniestro esquema fracasado en Caracas y
aplicado luego con éxito en Haití busca ahora, con su ensayo en
Mesoamérica, revertir la inevitable tendencia histórica de nuestros
pueblos hacia la superación de sus esquemas neocoloniales. Hoy toca
al pueblo de Honduras, bajo su digna conducción y en una América que
ya no es la misma, el honroso reto de sepultar para siempre al
gorilismo, como instrumento de trasnochadas oligarquías
reaccionarias para las que patria es sinónimo de mezquinos
privilegios.
Como usted, conocemos por experiencia propia de la brutalidad del
despertar bajo asalto armado, de la extracción a medio vestir de
nuestros hogares, de la mezquindad de usar el poder judicial para
justificar el crimen, del empleo de la amenaza para exigir la
claudicación, y del más descarnado uso de la mentira en función de
perversos fines.
Conocemos también del ánimo que infunden la oportuna expresión
combativa de una hija, o la incondicional adhesión de la familia, o
el clamor de la solidaridad universal, o el cariño incomparable de
todo un pueblo.
Identificados con su postura digna, reflejo de su superioridad
moral sobre los usurpadores, le extendemos, desde las prisiones
imperiales que en 10 años no han podido encerrar nunca nuestra
dignidad de revolucionarios cubanos, las expresiones de nuestro
incondicional apoyo y la seguridad de que su pueblo, armado de su
decencia y de su amor a la justicia, también vencerá.
Un fuerte abrazo de los Cinco.
Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René
28 de junio del 2009.