La coronación de ese propósito es resultado del empeño que
pusieron especialistas y trabajadores del Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos (INRH) para superar irregularidades provocadas
por el paso de los huracanes el pasado año y ejecutar de forma
rápida y eficiente un proyecto emergente de la UNICEF que permitió
dotar de equipos para el bombeo y de cloradores para tratamiento del
agua a 18 estaciones hasta entonces inactivas.
Según declaraciones del ingeniero civil Norberto Marey Pérez,
delegado provincial del INRH, sobre la base de esos trabajos se ha
elevado a 289 588 el número de tuneros que recibe el insustituible
líquido de forma directa por conexión domiciliaria, mientras a otros
136 695 les llega mediante alternativas de fácil acceso, tales como
pozos y molinos de viento .
Pero la voluntad estatal no se expresa solo en inversiones y
proyectos como los asociados a la red de acueductos y estaciones de
bombeo. Hoy las estadísticas indican que más de 74 000 personas
acceden a ese servicio mediante el empleo de las llamadas "pipas" o
cisternas, sobre remolques, camiones y vagones de ferrocarril.
Todo ello hace que, mientras en numerosas regiones del planeta
millones de personas no tienen garantía de agua para el consumo
humano, más de 500 000 tuneros (94% de la población territorial)
tienen acceso a ella, mientras el segmento restante, por lo general
campesinos que viven lejos de los núcleos rurales, disponen de
alternativas o fuentes naturales.
A diferencia de etapas anteriores caracterizadas por la aguda
sequía y sus consecuencias, hoy Las Tunas retiene 266 millones de
metros cúbicos de agua en los embalses (76% de la capacidad total),
siete presas incluso vierten y las tradicionales fuentes para el
abasto a la población presentan una situación igualmente favorable.
Ello, unido al progresivo incremento de las lluvias, sienta
condiciones para mayor tranquilidad en el sector residencial y
estatal, llamado —como todo el país— a hacer un uso racional de ese
recurso y a impedir que por descuidos, salideros y despilfarro se
fugue la divisa de la nación que es, en definitiva, el dinero de
todos.