La polémica tiene disímiles puntos de vista. La entidad
perjudicada se queja ahora de estar pagando un servicio en nada
relacionado con su desempeño productivo, mientras la Empresa
Eléctrica no le busca solución definitiva a tal problema.
Según esta última, las entidades son las únicas responsables de
la aparición de las tendederas, con el buen ánimo de brindarle
electricidad a uno o varios trabajadores que construyeron viviendas
aledañas a su centro laboral y, por lo tanto, corresponde a estas
financiar la inversión para independizarlas de su circuito.
Así han transcurrido años. A esos trabajadores se sumaron nuevos
vecinos, y lo lamentable es que las cuentas van a parar a las
obligaciones del Estado, pues buena parte de las personas que
reciben electricidad por tal vía no la pagan, sino la entidad en
cuestión con dinero no salido del bolsillo de los empresarios.
Las tendederas son metros y hasta kilómetros de finos y
desvencijados cables de diversos tipos (pedazos de conductores de
electricidad, de teléfonos, alambres... ), empatados de cualquier
manera, donde se producen estimables pérdidas técnicas y bajo
voltaje.
De acuerdo con información brindada por Rodolfo Rodríguez y Yasín
Landeaux, director comercial y especialista de la Empresa Eléctrica
de Granma, respectivamente, en la provincia existen 198 tendederas
conectadas a organismos, que llevan el enmarañado servicio a 4 463
viviendas.
Entre estas se incluye la tendedera aledaña a la Ciudad Escolar
Camilo Cienfuegos, en el municipio de Bartolomé Masó, en la cual por
gestión estatal ya se realizan trabajos para independizarla de ese
complejo estudiantil.
Algunas empresas han insistido durante años en colocar metros
contadores para saber cuánto consume objetivamente la tendedera
colindante y hacer que los beneficiarios abonen por el servicio,
como ocurre con la planta 26 de Julio, en Bayamo.
Aun así, esa situación le provoca pérdidas a la entidad, pues,
según sus directivos, la electricidad que consumen las 12 viviendas
conectadas a la instalación representa el 8% de la carga contratada.
Ha existido tanta despreocupación que determinadas unidades
estatales permutaron o se trasladaron para otra sede, y continúan
pagando la electricidad de una tendedera por la simple y negligente
razón de no haber informado el cambio a la entidad eléctrica como
está establecido.
Mas, como a todas luces la situación financiera mundial nos
obliga a aprender a aprovechar al máximo cada recurso disponible,
tal vez sea este el mejor momento para trazar estrategias que en un
plazo conveniente garanticen la solución de un problema con el cual
todos pierden.