De
memoria, raíz y transparencia se nutre el filme La magia del
laberinto, de Lourdes Prieto, recorrido por la trayectoria vital
e intelectual de Jaime Sarusky recién salido del horno creativo de
la Casa Productora de Documentales Octavio Cortázar, de la Unión
Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
Numerosos representantes de la comunidad intelectual asistieron a
su estreno en la sala Martínez Villena, de la institución, acto con
el que se tributó homenaje a un escritor que ha aportado páginas
imprescindibles a la narrativa y al periodismo cubanos.
El documental repasa los años de formación del vástago de una
familia de inmigrantes judíos procedentes de Polonia, la disyuntiva
entre dedicarse a atender una ruinosa quincalla en Marianao o
decidirse por los rumbos de la ficción literaria, la estancia en
París donde sus compatriotas lo elevaron a la directiva de la Casa
Cuba, el regreso a la Cuba de la Revolución triunfante y la
publicación de su primera novela, La búsqueda, en la que
alguien creyó ver una excéntrica filiación sartreana donde en
realidad había una aguda denuncia del sin sentido de la república
mediatizada.
Por la pantalla desfilan datos biográficos, hazañas intelectuales
(como la que Jaime ha protagonizado en el rescate de las pequeñas
historias de comunidades de inmigrantes a lo largo del archipiélago)
y valoraciones de colegas y críticos, todo enmarcado en muy precisas
coordenadas epocales dadas a través de materiales de archivo. Y
hasta un simpático abordaje a uno de los mitos que rodea a Sarusky,
por lo que le llaman El Tigre, en alusión a una supuesta fama de
infatigable amador.
La magia del laberinto se inscribe en una zona de la
documentalística cubana que refleja y promueve los valores de una
vanguardia intelectual indisolublemente vinculada al destino de su
pueblo.