Exigir conlleva controlar, educar, orientar, prevenir y hacer cumplir lo dispuesto

(Del discurso pronunciado por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, compañero Raúl Castro Ruz ante la Asamblea Nacional el 27 de diciembre de 2008)

Se encuentran en una etapa muy avanzada los estudios para la creación de la Contraloría General de la República, como un órgano jerárquicamente superior a los organismos de la administración central del Estado que estaría subordinado directamente al Consejo de Estado y tenemos el propósito de presentar dicha propuesta en el próximo período de sesiones de la Asamblea.

El proyecto concibe que este órgano asuma las funciones del actual ministerio de Auditoría y Control, a las que se agregan otras, pues se prevé otorgarle más facultades que las que suele tener en determinados países, limitadas fundamentalmente al control de los fondos públicos.

Dicho en pocas palabras, aspiramos a que contribuya de manera decisiva a fortalecer la exigencia en el cumplimiento estricto del deber por todas las estructuras de dirección, sin suplantar en sus responsabilidades a los ministros ni a ningún otro funcionario.

Incluso, en los casos en que detecte la ausencia de normas o regulaciones, promoverá que sean elaboradas y presentadas ante las instancias correspondientes. En muchos lugares esa situación está presente tanto en la empresa como en la nación.

¿Dónde está escrito cuáles son los deberes, cuáles son las funciones, por las cuales ustedes tienen que dirigir su trabajo y realizar las exigencias en el cumplimiento del deber de cada uno que mencionaron aquí varios diputados refiriéndose a temas muy concretos? Ausencia total de normas o regulaciones.

Esta Contraloría General de la República velará además por eso, y le amplío el concepto, porque ya es hora de que muchos empecemos a ver qué falta por regular dentro del área de trabajo de cada cual.

Todo requiere regulación como guía sobre la cual basar el trabajo.

Exigir conlleva controlar, educar, orientar, prevenir y hacer cumplir lo dispuesto; pero eso que tiene que hacerse cumplir; lo dispuesto, tiene que estar escrito, no es por lo que se le ocurra a cada cual. Si llegado el momento hay que sancionar a alguien, no podemos limitarnos a los comisores directos de las violaciones. Debe incluir también a los que con su actuar negligente propician o permiten su ocurrencia, es decir, los llamados responsables colaterales, que son precisamente los que no exigen.

Durante muchos años he meditado sobre estas cuestiones, en primer lugar analizando críticamente mi propio trabajo y también el de los demás. He llegado a la conclusión de que uno de nuestros problemas fundamentales es la falta de exigencia sistemática a todos los niveles. Observen, mediten, miren hacia un lado, miren hacia el otro y también mírense hacia adentro.

Hay que estar siempre dispuesto a buscarse problemas y a enfrentar incomprensiones. Dirigir es en primer lugar saber exigir, desde la base hasta los niveles superiores.

No se puede dirigir y controlar y a la vez ser tolerante; desempeñar el papel del "buena gente" como suele decirse popularmente. De ahí los diversos calificativos, por lo regular denigrantes, que les endilgan a cuantos actúan como realmente debe hacerse.

Tampoco es posible dirigir sin dominar las disposiciones y documentos rectores de nuestro trabajo. No estamos acostumbrados a regirnos por los documentos, y cuando aparece uno, le vemos el título y allá va a dormir a las gavetas. Hay que regir, se rige el trabajo por documentos rectores, aprobados en los niveles correspondientes, preferiblemente discutidos de manera democrática, con la participación de todos los que deben participar y de los que deben hacerlo cumplir.

En muy pocas instituciones de este país —las hay, muy pocas— está regulado desde que usted ingresa hasta la forma en que lo tienen que enterrar, si muere en ese organismo, y qué se hace en cada caso. Cito esos dos extremos. Pero hay otros donde no se rigen por nada y es muy común la violación inconsciente —y como cosa natural— de regulaciones oficiales y de leyes de la República, de este propio Parlamento, y no pasa nada.

Decía que tampoco es posible dirigir sin dominar las disposiciones y documentos rectores de nuestro trabajo.

Lamentablemente, no todos tienen el hábito de estudiarlos ni consultarlos con la periodicidad requerida, que es la única forma de aplicarlos de manera consecuente.

La Contraloría no va a eliminar por sí sola estos problemas, que provienen de vicios enraizados —tan enraizados como el marabú; pero el marabú se arranca, el marabú se quema, y sobre la tierra que hoy es protegida por lo menos por el marabú, pueden producirse frutos útiles para el país—, pero contribuirá —me refiero a la Contraloría— a la batalla que estamos librando contra ellos, con el apoyo de otros organismos, particularmente de la Fiscalía General de la República, y junto al Partido y otras instituciones no estatales que representan en su conjunto a toda la sociedad. Daremos el máximo de apoyo a ese empeño, paso a paso y sin extremismos, pero de forma cada vez más rigurosa y enérgica. Mediten sobre estas cuestiones que acabo de decirles y observen.

 

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