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Casi un millón de personas abandonaron desde febrero último sus
hogares en la oriental provincia congolesa de Kivu Norte para huir
de la violencia, destaca un informe difundido hoy en esta capital.
Según el reporte, la situación va de mal en peor, pese a la
captura del general disidente Laurent Nkunda, quien comandaba el
insurrecto Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo.
Las operaciones militares las realizan en conjunto efectivos de
República Democrática del Congo y de Rwanda con el objetivo de
aniquilar las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Rwanda (FDLR).
La agencia de noticias MISNA da cuenta que los residentes se
refugian en la selva, donde carecen de agua, vestimenta o alimentos.
Los insurgentes, tanto del FDLR como de militares disidentes,
comenzaron a actuar en grupos pequeños que saquean y asolan
poblaciones indefensas.
Testimonios divulgados por Radio Okapi refieren que hombres
uniformados incendiaron viviendas de aldeas, tras exigir dinero y
bienes a sus habitantes.
Representantes de organizaciones humanitarias también resultaron
víctimas de ataques, lo cual les ha impedido llevar ayuda y apoyo a
las poblaciones.
El clima de inseguridad alimenta un resentimiento de los locales
contra los efectivos de la Misión de la ONU para el Congo que no
interviene de manera directa en el conflicto.