Harold
López Nussa tiene filin. No se sienta ante el piano para comerse el
mundo, ni para ser el más veloz ni deslumbrar al público con
artificios técnicos. Toca para compartir sentimientos.
Así lo entendió el público que lo arropó el último fin de semana
en el Amadeo Roldán. Se intuía que la entrega iba a ser íntima pero
intensa. Y lo fue. El piano como protagonista, con obras suyas y de
dos autores muy cercanos: su tío Ernán López Nussa y Ramón Valle,
otro imprescindible del jazz cubano.
Pero también hubo espacio para otros: William Roblejo, que ya
había colaborado con Harold en el disco Canciones, con una
manera muy apasionada de recrear melodía y colores con el violín; el
contrabajista Gastón Joya, de brillante digitación; el pequeño
Dayron Rodríguez, una revelación en el manejo de los bongoes que
desmiente los tópicos que rodean a los niños prodigios; el
trompetista Mayquel González, de hermoso sonido y su hermano Ruy
Adrián López Nussa en el cajón y la batería, metido en la cuerda del
pianista, es decir, tocando lo que debe, con presteza e imaginación,
pero sin pasarse.
En cuanto a las composiciones de Harold, me limito a comparar dos
de ellas: La jungla y la canción que dedicó a su madre, la
siempre recordada Mayra Torres. En una, la exuberancia pianística se
encauza bajo un férreo dominio estructural; en otra, el lirismo
fluye sin necesidad de apelar a lugares comunes. Pienso que ello
habla de un aprendizaje conceptual y una temprana madurez emocional.
Moverse en ambas coordenadas no es cosa que abunde.
Y luego vino la unión del piano y la canción, mediante Idania
Valdés. Aquí se la conoce poco, pero en Europa le han colgado una
etiqueta; la voz de la nueva generación de Buenavista Social Club.
Lo cierto es que esta joven de 27 años, ha aprendido muy bien la
lección de sus maestros Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Teresa
García Caturla y Xiomara Valdés, vive la música por dentro como lo
ha hecho su padre, el gran timbalero Amadito Valdés, y se proyecta
con sorprendente originalidad vocal y sentido escénico. Quizá
hayamos asistido al nacimiento de una idea: un dúo discográfico
entre Idania y Harold. ¿Por qué no?