La historia tuvo su total viraje, para bien, cuando en el 2003
surgió SOMEC. Pedro Hernández García, su director, sabe de memoria
el antes y el después, como también está consciente de la calidad
del capital humano de su empresa.
Si bien el rescate de la infraestructura y la recuperación de las
máquinas y herramientas transcurrieron poco a poco, el convenio con
una firma automotriz ucraniana, aceleró la reactivación. El contrato
establecía el montaje de 2 000 camiones marca Kraz - 256, a partir
de la recuperación de los chasis de esos vehículos ya en desuso en
el país.
Gracias a la vasta experiencia de nuestros técnicos y operarios,
y al asesoramiento de los especialistas extranjeros, muy pronto el
colectivo asimiló esa tecnología. Hoy sobrepasa la treintena de esos
equipos que trabajan eficientemente en las canteras de los centros
de la Industria de Materiales de la Construcción, explicó Hernández
García. Tras el flujo en la modernización de los conocidos
popularmente como KP-3, las partes en convenio, previo análisis de
factibilidad, pusieron en marcha una nueva línea. Por primera vez
comenzaron a ensamblarse en Cuba hormigoneras sobre los Kraz.
Precisó el directivo de SOMEC que por lo pronto está previsto
entregar 40 de esas concreteras en un plazo de doce meses, aunque
manifestó el convencimiento de que en la medida que los obreros
vinculados a la labor vayan ganando en experiencia podría elevarse
esa cifra.
A todas luces ambos perfiles productivos le reportan cuantiosos
beneficios al país. Por una parte se abaratan sustancialmente los
gastos por concepto de importación, pero además le permite al propio
MICONS ir reponiendo un parque de muchos años de explotación.
En el caso específico de la hormigonera, los ingenieros
concibieron un cambio que racionaliza la inversión. Para mover el
"trompo" utilizan la fuerza del motor central del camión en
cuestión, en lugar de uno auxiliar que por lo general es utilizado,
y se cotiza a unos 6 000 dólares en el mercado internacional.
Pero hay más. Los cálculos apuntan a un significativo ahorro de
combustible, pues casi con igual consumo que las viejas
hormigoneras, en cada viaje las "criollas" prácticamente duplican la
capacidad del material transportado.
A tenor con el equipamiento, en especial las máquinas de soldar,
un tema recurrente fue el gasto de electricidad. "Aunque no somos de
los grandes consumidores del sector —apuntó Hernández García—hemos
extremado las medidas para contribuir a paliar la contingencia."
Paquito recuerda que en la etapa más crítica, cuando era incierto
aún el futuro de la BREA, alguien le propuso un puesto de tornero en
otro centro, incluso donde estimulaban en divisas. Ante su negativa
lo tildaron de loco. Hoy el actual secretario del Partido en SOMEC
sonríe al contar la anécdota. "El tiempo —dijo convencido de su
optimismo— le dio la razón a mi cordura".