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Tal parece que el objetivo priorizado de la aviación de Estados
Unidos es la población afgana, a juzgar hoy por los denominados
ataques ejecutados contra los civiles desde su invasión y ocupación
en octubre del 2001.
Pese a las justificaciones y lamentaciones por esos supuestos
errores de cálculo de sus pilotos, otros 10 civiles, entre ellos
seis niños, murieron este jueves durante un ataque aéreo en la
provincia central afgana de Ghor, comunicaron fuentes oficiales.
El vicegobernador de Ghor, Ikramuddin Resasada, denunció a medios
informativos que ese bombardeo ocurrió ayer en el distrito de
Shahrak, con el objetivo de eliminar a un presunto dirigente
insurrecto.
Portavoces del comando del Pentágono reportaron que el "ataque
aéreo de precisión" causó la muerte de 17 rebeldes afganos, entre
ellos un comandante, aunque poco después reconocieron que ese jefe
sobrevivió a la acción.
A principios de mayo, uno de esos bombardeos aéreos de Estados
Unidos en el distrito de Bala Buluk, en la provincia occidental de
Farah, que ocasionó la muerte de 140 civiles, acorde con una
investigación del gobierno afgano.
Según estadísticas de la ONU, unos dos mil 118 civiles perdieron
la vida en 2008, la mayoría a causa de los ataques de las tropas y
aviación de Estados Unidos que genera indignadas manifestaciones de
los habitantes de esta nación islámica centroasiática.
Mientras, fuentes de la Fuerza Internacional de Asistencia a la
Seguridad (ISAF), liderada por la OTAN, informaron que un número
significativo de insurgentes resultaron muertos o heridos durante
una operación en la provincia de Badghis.
La ofensiva se desarrolló en las cercanías del valle de Bala
Murghab, con la participación también de tropas italianas y afganas.
De acuerdo con la versión militar, en el transcurso del combate,
las tropas solicitaron el apoyo de helicópteros artillados italianos
Mangusta, dos de los cuales resultaron dañados por disparos de los
insurgentes.