Por decisión del Consejo de Estado, a propuesta del Ministerio de
Cultura, ayer fue condecorado el Centro de Formación Literaria
Onelio Jorge Cardoso con la Medalla Alejo Carpentier.
Abel Prieto, miembro del Buró Político del Partido y ministro de
Cultura, puso en manos de Eduardo Heras León, fundador y director de
la institución, la alta distinción que reconoce el sensible y
sostenido aporte de ese proyecto al desarrollo de jóvenes talentos y
a la vida espiritual de la nación.
Durante el acto, efectuado en la sede de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC), se evocó, como momento de notable
inspiración, la idea concebida por el Comandante en Jefe Fidel
Castro de inaugurar la programación de Universidad para Todos con el
curso de técnicas narrativas impartido por los fundadores del
Centro.
En el curso de un pleno del Consejo Nacional efectuado en el
2000, el líder de la Revolución, en diálogo con Heras León, se
interesó por el modo en que era posible desarrollar el oficio de
escribir.
Fidel concibió entonces, recordó Abel Prieto, llevar a escala
masiva lo que se había pensado para grupos de 20 ó 25 escritores: se
editaron y circularon cerca de 800 000 ejemplares del tabloide de
apoyo al curso; y todo ello tuvo un impacto significativo no solo en
la promoción de la lectura sino también en una manera más intensa de
disfrutar los valores literarios.
Por el centro han pasado en diez años más de 600 escritores de
todas las provincias del país, quienes además de recibir clases de
técnicas narrativas y apreciación literaria, han debatido los temas
más acuciantes de la cultura desde la perspectiva de un auténtico
compromiso con la creación. La modestia, el compromiso
revolucionario, la preocupación con el crecimiento espiritual de las
mayorías han sido propósitos fundacionales del Centro que contrastan
con las poses individualistas del tipo de escritor que promueven los
monopolios de la información y los emporios editoriales que se rigen
por las implacables leyes del mercado.
Para el Chino Heras, los premios que han obtenido los egresados
del Centro son como suyos, y los libros que han publicado los siente
como de su propia cosecha. En sus palabras de agradecimiento, puso
por delante la pasión como principal virtud del trabajo de la
institución. Para uno de los egresados, que habló en nombre de sus
colegas, Ernesto Morales, otra virtud reside en la continua
reinvención del proceso pedagógico creativo. Para otro de los
fundadores, el narrador Francisco López Sacha, lo fundamental pasa
por algo que hemos aprendido de Fidel: que tal vez una idea no nazca
con toda la nitidez desde un inicio, pero solo podrá triunfar cuando
los principios que la animan sea nítidos y firmes.