Medalla Alejo Carpentier para el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso

Evocan el estímulo recibido por parte del Comandante en Jefe Fidel desde los días en que concibió inaugurar el espacio Universidad para Todos con el curso de técnicas narrativas

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

Por decisión del Consejo de Estado, a propuesta del Ministerio de Cultura, ayer fue condecorado el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso con la Medalla Alejo Carpentier.

Abel Prieto, miembro del Buró Político del Partido y ministro de Cultura, puso en manos de Eduardo Heras León, fundador y director de la institución, la alta distinción que reconoce el sensible y sostenido aporte de ese proyecto al desarrollo de jóvenes talentos y a la vida espiritual de la nación.

Durante el acto, efectuado en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), se evocó, como momento de notable inspiración, la idea concebida por el Comandante en Jefe Fidel Castro de inaugurar la programación de Universidad para Todos con el curso de técnicas narrativas impartido por los fundadores del Centro.

En el curso de un pleno del Consejo Nacional efectuado en el 2000, el líder de la Revolución, en diálogo con Heras León, se interesó por el modo en que era posible desarrollar el oficio de escribir.

Fidel concibió entonces, recordó Abel Prieto, llevar a escala masiva lo que se había pensado para grupos de 20 ó 25 escritores: se editaron y circularon cerca de 800 000 ejemplares del tabloide de apoyo al curso; y todo ello tuvo un impacto significativo no solo en la promoción de la lectura sino también en una manera más intensa de disfrutar los valores literarios.

Por el centro han pasado en diez años más de 600 escritores de todas las provincias del país, quienes además de recibir clases de técnicas narrativas y apreciación literaria, han debatido los temas más acuciantes de la cultura desde la perspectiva de un auténtico compromiso con la creación. La modestia, el compromiso revolucionario, la preocupación con el crecimiento espiritual de las mayorías han sido propósitos fundacionales del Centro que contrastan con las poses individualistas del tipo de escritor que promueven los monopolios de la información y los emporios editoriales que se rigen por las implacables leyes del mercado.

Para el Chino Heras, los premios que han obtenido los egresados del Centro son como suyos, y los libros que han publicado los siente como de su propia cosecha. En sus palabras de agradecimiento, puso por delante la pasión como principal virtud del trabajo de la institución. Para uno de los egresados, que habló en nombre de sus colegas, Ernesto Morales, otra virtud reside en la continua reinvención del proceso pedagógico creativo. Para otro de los fundadores, el narrador Francisco López Sacha, lo fundamental pasa por algo que hemos aprendido de Fidel: que tal vez una idea no nazca con toda la nitidez desde un inicio, pero solo podrá triunfar cuando los principios que la animan sea nítidos y firmes.

 

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