Cuando
los Café Tacvba se plantaron, imponentes, en la Tribuna
Antimperialista, dejaron claro que venían dispuestos a ofrecer un
show que cubriera los 12 años de ausencia en los escenarios
nacionales. Y a diferencia de su primer concierto en Cuba, en el
capitalino parque Almendares, la banda de rock and roll más
importante de México se enfrentó a una multitud que recibió, por
casi dos horas y media, lo que había ido a buscar: Café Tacvba en su
estado más puro y lleno de canciones que tocan el nervio más íntimo
de su público.
Por mucho que Gardel trate de convencernos de que 20 años no es
nada, la forma en que Los Cafetas imantaron a miles de jóvenes en la
noche del martes solo podía venir de una banda que se ha hecho
grande a través de dos décadas, que ha arrasado en los principales
escenarios de América Latina, que ha legado verdaderos discos de
culto del rock en español, y que ha alcanzado los más notorios
premios de la música en el continente. Todo ello sin dejar de
defender sus orígenes, sin entregarse a la mano "invisible" del
mercado, ni asumir ciertas poses que exhiben frecuentemente algunos
"rock stars".
Hace pocos días, en entrevista con Granma, Los Tacvbos
habían prometido un show abrasador que apuntara directamente al
corazón de sus seguidores. Y lo cumplieron. A las 9:00 p.m.,
salieron al escenario para desatar el delirio de unos 5 000 jóvenes,
entre ellos cientos de estudiantes mexicanos que se entregaron a sus
canciones como si el cansancio del viaje desde varios puntos del
occidente y de una larga jornada de espera en la Tribuna, no hubiera
hecho mella en sus cuerpos.
"Buenas noches, Cuba, saludos a todos de dondequiera que sean. Lo
único que existe es la energía de la juventud, del amor, lo único
que queremos es que se la pasen de poca madre, que canten y que
bailen como nunca. Llegó Café Tacvba para que todo el mundo le meta
al taconazo", lanzó el vocalista de la banda, Rubén Albarrán,
instantes después de comenzar la etapa cubana de la gira 20 años,
20 ciudades, con un concierto en el que repasaron, entre otros,
los temas de discos como Revés/Yosoy, Cuatro Caminos
(2003), Sino (2007), y en el que no faltaron las banderas
latinoamericanas en alto, las chicas subidas sobre los hombros de
sus parejas y los gritos fervorosos de la multitud.
Para comenzar, los músicos de la banda de Ciudad Satélite, Rubén
Albarrán (voz líder y guitarra), Emmanuel Del Real (teclados,
guitarra y voz), Joselo Rangel (guitarra y voz), Quique Rangel
(bajo, guitarra y coros), respaldados por el baterista Luis Ledezma
y el violinista Alejandro Flores, se entregaron al ritmo demoledor
de cuatro tambores sacado del instrumental 9, del álbum Revés/Yosoy
(1999). Desde ese momento la Tribuna fue una fiesta en la que el
grupo repasó varios de sus piezas más conocidas, Alármala de tos,
Labios jaguar y Cuatro puntos Cardinales, así como
Ojalá que Llueva, Chilanga banda y Cómo te extraño,
del álbum de covers Avalancha de éxitos (1996).
Incluso hicieron espacio en la lista de temas para mostrar su
costado más introvertido y experimental, ese que le ha agenciado el
calificativo de Radiohead latinos. Y claro, como la banda inglesa
comandada por Thom Yorke, los Tacvbos acudieron a instrumentales
llenos de complejidad melódica y guitarras levemente distorsionadas
que permitieron asomarse a conocidas zonas creativas del repertorio
de la agrupación.
Ya en los finales protagonizaron uno de los momentos culminantes
de la noche, cuando Rubén invitó al escenario, para compartir el
tema Chica banda, uno de los hits de oro del grupo, a decenas
de muchachas que repetían las canciones como si fueran una extensión
de Los Cafetas. A pesar de que la pista no era tan extensa, el
vocalista se las arregló para darle la oportunidad a cada una de
acompañar a sus ídolos, y seguir cantando como si eso fuera lo más
natural del mundo. Minutos después culminaba un concierto en el que
todos los que acudieron a la Tribuna disfrutaron del mejor Café
Tacvba que sirve este emblemático cuarteto, que no cesó de desplegar
en La Habana toda la energía rockera atesorada durante estos 20
años. Y son muchos, aunque Gardel cante lo contrario.