Cuba contribuye a mitigar el efecto del cambio climático, a
través de un programa de medidas nacionales en el sector energético,
basadas en el ahorro, la eficiencia y el desarrollo de fuentes
renovables.
El reemplazo de nueve millones de bombillos incandescentes y tres
millones de efectos electrodomésticos, altos consumidores, evitó que
se quemaran 680 mil toneladas de petróleo anualmente en el último
trienio.
Con ello se redujo la emisión de 1,2 millones de toneladas de
dióxido de carbono a la atmósfera, reporta el Informe de Cuba a la
Asamblea General de las Naciones Unidas para el Cambio Climático,
celebrada en la ciudad de Nueva York, en el 2008.
Carlos López Cabrera, jefe del grupo técnico del Instituto de
Meteorología, dedicado al estudio del efecto invernadero, dijo hoy a
la AIN que el uso de tecnologías modernas en la generación
eléctrica, como grupos electrógenos, rebajó aún más los índices de
contaminación.
La eficacia del programa cubano de la Revolución Energética
aprovecha también el gas acompañante de la producción petrolera, que
antes se emanaba hacia la atmósfera, y hoy se emplea en la cocción
de los alimentos y la obtención de electricidad, explicó el
funcionario.
Dejar de usar energía eléctrica por medio de combustibles fósiles
y utilizar los otros tipos de energía -como la solar, la eólica, la
hidráulica- constituyen retos para las nuevas generaciones, acotó.