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La Fiscalía colombiana reveló hoy tener en su poder nuevas
evidencias que apuntan a que las ejecuciones extrajudiciales de
jóvenes de Soacha, Cundinamarca, eran cometidas desde 2007.
Según la fiscal de la Unidad de Derechos Humanos, María Cecilia
Jaimes, testimonios de un cabo del Ejército afirman que el 5 de
diciembre de 2007 un civil de Soacha fue asesinado y presentado como
un supuesto integrante de grupos armados ilegales muerto en combate.
La Fiscalía también aseguró durante la audiencia de solicitud de
medida de aseguramiento, que la organización criminal, integrada por
civiles y militares, no solo llevaba a Ocaña, Norte de Santander, a
jóvenes de Soacha, sino también de otros lugares del país.
Jaimes explicó que hay más militares involucrados en esos hechos,
que tenían permanencia en el tiempo y arraigo en dichas localidades.
Esto era un patrón que buscaba resultados operacionales, acotó.
El ente acusador reveló la víspera nuevas irregularidades
cometidas presuntamente por 19 militares, incluido un coronel
retirado del ejército, involucrados en ejecuciones extrajudiciales.
Acorde con las investigaciones por la desaparición y posterior
asesinato de Julián Oviedo Monroy, resulta sospechoso un reporte de
integrantes de la Fuerza Pública.
De acuerdo con dicho informe, los militares que presuntamente
abatieron en combate al joven gastaron 550 balas y dos granadas
contra dos personas.
"Gastaron en total 550 cartuchos donde se reporta una sola
persona quien dispara contra la tropa, gastando aproximadamente
cinco cartuchos. Son 11 personas gastando municiones, que no
participaron en el combate", dijo la fiscal del caso.
La Fiscalía también señaló encontrar evidentes irregularidades en
las órdenes de operaciones del supuesto combate entre tropas del
Batallón Santander y dos supuestos miembros de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) que maniobraban en el nororiente
del país.
Para el 3 de marzo de 2008, día en el que murió Julián Oviedo, no
había ninguna orden para realizar operativos militares en la zona
donde el joven fue supuestamente abatido en enfrentamientos con el
ejército, indicó el ente acusador.
Durante una de las audiencias de imputación de cargos contra los
militares involucrados en esos hechos, la Fiscalía determinó que
tres habitantes de esa localidad fueron conducidos a Ocaña, Norte de
Santander, mediante falsas ofertas de trabajo y la promesa de
llevarlos a conocer la Costa Atlántica.
Pese a los intentos del gobierno colombiano por tender una
cortina de humo ante los casos relacionados con ejecuciones
extrajudiciales, según organizaciones de derechos humanos, denuncias
y cuestionamientos de diversos sectores políticos y sociales
mantienen latente el escándalo.