El presidente brasileño en funciones, José Alencar, decretó tres días de luto, en vista de la localización en alta mar de restos del avión, desaparecido desde la noche del domingo.

A las 23:14 hora local de ese día, la tripulación del vuelo 447 Río de Janeiro-París tuvo el último contacto con la torre para informar sobre una falla eléctrica.

El ministro brasileño de Defensa, Nelson Jobim, confirmó este martes que son de ese Airbus A330 los restos encontrados en el océano, a unas 400 millas náuticas del Archipiélago Fernando de Noronha y agregó que hasta el momento no ha sido avistado cuerpo humano alguno.

Asimismo, Jobim apuntó que será difícil la localización de la caja negra de la aeronave, la cual contiene las informaciones de las rutinas y comandos hasta el momento del accidente. Como ese equipo no flota y tiene una pequeña dimensión, será difícil detectarlo, aún más si se separó del resto del avión.

En cuanto a las partes del aparato detectadas hoy, el ministro indicó que están dislocadas a lo largo de una franja de cinco kilómetros de extensión, sitio al que debe llegar mañana el navío patrulla Grajaú, de la Marina de Brasil, además de la corbeta Caboclo y de la fragata Constitución.

A esa hora llegará otra embarcación más y un buque de abastecimiento, mientras otros tres barcos mercantes -uno francés y dos holandeses- ya se encuentran en la zona y participan en la búsqueda.

Adelantó que la base de operaciones para recibir el material recogido por las embarcaciones será en el Archipiélago Fernando de Noronha.

Pese a que el accidente ocurrió en mar territorial brasileño, Jobim aseguró que la investigación de las causas del siniestro es responsabilidad de las autoridades francesas.

Desde Guatemala, donde se encontraba en visita oficial, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que su país hará lo posible y lo imposible en la búsqueda del avión, porque tiene condiciones para encontrar la caja negra.