Hospital general de Baracoa

Perfil amplio en local estrecho

Jorge Luis Merencio Cautín

Un estudio realizado por el hospital general Gustavo de la Concepción y de la Pedraja, del municipio de Baracoa, en Guantánamo, arrojó que solo entre el 9 y 10% de las personas que acuden a ese centro asistencial requiere realmente de sus servicios.

Desde junio del 2004 el hospital cuenta con su sala de nefrología.

Con reiterada frecuencia, señala la investigación, son muchos los pobladores que recurren a la institución por cefalea, vómitos, problemas de hipertensión arterial y otros que debieran ser tratados por los servicios de atención primaria de salud.

Por esa causa, unos 70 000 pacientes asisten como promedio anual a los cuerpos de guardia del hospital baracoense, al cual también van personas de Maisí, Imías y del municipio holguinero de Moa, aprovechando la ubicación geográfica y las 34 especialidades que presta la instalación.

William chequea la recuperación de una paciente recién intervenida de una histerectomía obstétrica, provocada por una hemorragia postparto.

El doctor William Jiménez Reyes, director del colectivo, atribuye la alta concurrencia a los cuerpos de guardia al arraigo de los lugareños de acudir al hospital, más que a los policlínicos, consultorios y otros centros.

Lo real es que esa alta afluencia satura los cuerpos de guardia y agrava la falta de espacio en una de las pocas instalaciones de este tipo construidas en las serranías cubanas antes del triunfo de la Revolución.

Fundada el 13 de septiembre de 1955, disponía de 75 camas y ahora suman 302, de las cuales 115 (39%) corresponden al bloque materno, según refiere el doctor.

No han sido pocas las inversiones en los años de Revolución. Entre las más significativas están la ampliación del servicio materno-infantil, creación de la unidad quirúrgica (con seis salones), de las salas de terapia intensiva para adultos y niños, de la sala de nefrología y el tomógrafo, este último, el pasado año.

Sin embargo, la mayor ampliación, prevista para los servicios de urgencia, está paralizada desde 1990.

Las transformaciones han incrementado el número y la calidad de los servicios, pero al no representar crecimiento físico importante en la edificación, tienen un impacto limitado respecto al constreñido espacio con que se trabaja.

Cuando el centro comenzó a prestar servicio, la población de la región de Baracoa (incluía Moa entonces) era de 62 000 habitantes. Hoy el Gustavo de la Concepción y de la Pedraja garantiza cobertura médica a más de 120 000 pobladores, sumados los del actual municipio y de los restantes territorios mencionados.

No ha existido correspondencia entre el crecimiento de la población baracoense y el de su hospital. Claro, la Revolución también diseminó por el municipio una amplia red de consultorios médicos, policlínicos y otros centros de atención primaria de salud, los cuales deben acrecentar su protagonismo para evitar que tantas personas asistan a los cuerpos de guardia de la principal institución médica en Baracoa.

A su falta de espacio, constatamos, se añaden otras dificultades que conspiran contra las prestaciones del colectivo, integrado por 1 304 trabajadores, de los cuales 122 son médicos y 446 enfermeras.

La frecuente falta de agua, el mal estado de las redes hidrosanitarias, filtraciones en las paredes, fallas de la caldera y el hecho de que los gases medicinales no llegan a todas las áreas necesitadas, son algunas de esas dificultades.

Los trabajadores del Gustavo de la Concepción y de la Pedraja, no obstante, exhiben resultados reconocidos como en el programa materno-infantil, el servicio de cirugía, el índice de rotación de pacientes por cama, y la propia cantidad de consultas y de pacientes atendidos.

La institución concluyó el 2008 con una tasa de cinco niños fallecidos por cada mil nacidos vivos, indicador que se reduce a 4,6 en lo que va del 2009; mientras desde hace cuatro años no tenemos que lamentar muerte materna, informa el doctor William Jiménez, especialista de segundo grado en Ginecología y Obstetricia.

El también profesor universitario en su especialidad y máster en atención integral a la mujer, agrega que durante el año anterior el hospital realizó 5 500 intervenciones quirúrgicas, que van desde cirugías menores hasta complejas como las de cadera y las colecistectomías. Ese ritmo de trabajo se mantiene en los meses transcurridos del 2009.

Y subrayó, como parte de los esfuerzos del país por dotar a los hospitales y otras instalaciones de salud con tecnología de avanzada, en el centro que encabeza se dispone de seis riñones artificiales, de un tomógrafo, de los medios necesarios para el tratamiento al neonato grave y de cuatro ultrasonidos, entre otros equipos que prestigian a la institución y favorecen el proceder de médicos y paramédicos.

Pronto, tal vez en este mes de mayo, anuncia el doctor Jiménez, el colectivo debe incursionar en la cirugía oftalmológica, servicio para el cual ya se dispone del equipamiento necesario.

En el centro baracoense se forman 460 estudiantes de Ciencias Médicas. Ochenta y dos profesores de la institución asumen la responsabilidad de prepararlos para que puedan cumplir con éxito cualquier encomienda profesional en Cuba o en otros países del mundo.

Así, amén de espacios físicos y carencias materiales, los médicos del hospital general Gustavo de la Concepción y de la Pedraja irradian salud en plena serranía guantanamera.

 

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