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Un grupo de insurgentes afganos disparó varios proyectiles contra
las bases militares de Rushmore y Sharana de las fuerzas ocupantes
de Estados Unidos en la provincia oriental de Paktika, reportó hoy
el comando del Pentágono.
De acuerdo con un comunicado difundido en Kabul, ese ataque
ocurrió esta madrugada y la aviación estadounidense bombardeó en
represalia un área cercana a las instalaciones donde se calculó
estaban los rebeldes.
Según esa versión de Estados Unidos, en el transcurso del
contraataque aéreo seis supuestos insurgentes perdieron la vida, así
como dos civiles no relacionados con el combate y otros cuatro
resultaron heridos.
El portavoz del mando militar, coronel Grez Julián, insistió en
que se investigan esas acciones aéreas para determinar que aconteció
en Paktika, aunque lamentó, como es usual, las pérdidas de vidas de
civiles.
El 5 de mayo tuvo lugar en la provincia occidental de Farah un
bombardeo de la aviación de Estados Unidos que causó 140 civiles
muertos, entre ellos 95 niños.
Esos ataques aéreos se ejecutaron contra las aldeas de Gerani y
Ganjabad y en la lista de víctimas mortales figuran además 65
mujeres de todas las edades, afirmó el legislador Obaidullah Helali,
miembro de un grupo de investigadores del gobierno afgano.
Este representa el mayor genocidio perpetrado por Estados Unidos
y sus aliados desde su invasión y ocupación de esta nación islámica
centroasiática en octubre del 2001.
También, este miércoles, un automóvil cargado de explosivos
explotó a las puertas de una base militar de Estados Unidos en la
ciudad oriental de Khost con saldo de siete muertos y 21 heridos.
El portavoz del Ministerio afgano del Interior, general de
brigada Zemarai Bashary, explicó a la prensa que el atacante estalló
el coche bomba delante de la entrada de Campo Salerno, uno de los
complejos de los ocupantes estadounidenses en la capital de la
provincia homónima.
Del otro lado, el mando de la Fuerza Internacional de Asistencia
a la Seguridad (ISAF), liderada por la OTAN, confirmó la muerte de
un soldado británico en un hospital de Birmingham de las heridas
recibidas el sábado último en la provincia afgana de Helmand.
Con ese fallecimiento se elevó a cinco la cifra de militares
británico muertos este mes y a 158 el número en casi ocho años en
Afganistán.