El "fantasma rubio" de la CIA recuerda... (Final)

La Invasión

REINALDO TALADRID HERRERO

¿Qué hubiese tenido que hacer la Estación más grande de la historia de la CIA en caso de haberse ejecutado el plan de invasión contra Cuba en 1962?

En sus memorias Theodore Shackley, quien fuera el primer jefe de esa instalación llamada JM-WAVE y que radicó en los terrenos de la Universidad de Miami, lo explica:

"¼ Estaba claro también que si una invasión americana hubiera ocurrido, la Estación de Miami hubiera tenido que proveer equipos de ‘Pathifinder’ (abrecaminos) para ayudar a nuestras tropas, particularmente cualquier unidad aerotransportada, a moverse rápido en el país.

"También nosotros habríamos provisto a los militares con equipos de contrainteligencia para (weeding out) escardar/chapear agentes de la seguridad cubana y otros potenciales creadores de problemas."

Estas eran sus dos misiones principales.

La primera, que sus agentes cubanos conocedores del terreno guiaran a las tropas norteamericanas, quedando claro que eran personas que habrían sido capaces de guiar al ejército de la potencia extranjera que invadiría su antigua patria. La segunda era asesinar, "chapear", no solo a lo que aquí Shackley llama "agentes de la seguridad cubana", sino a otros "potenciales creadores de problemas".

Me pregunto, ¿qué quiere decir en medio de una invasión eso de que alguien es un "potencial creador de problemas"?

En mi opinión, no es más que asesinar a cuanto patriota tratara de defender a su país del enemigo invasor.

Y todo lo anterior no es otra cosa que la ya denunciada, en varias ocasiones y por diversos autores, Operación 40, que fue la formación de un grupo de ex policías batistianos y otros agentes de la CIA que se organizaron dentro de la brigada mercenaria de Playa Girón para cumplir exactamente estas tareas como parte del ejército norteamericano que entraría en Cuba, después de que los mercenarios lograran su cabeza de playa en Girón y fuera traído hasta allí el "Gobierno Provisional" desde la base norteamericana donde estaba acuartelado. Ellos pedirían la intervención del ejército estadounidense o de la OEA, que era lo mismo.

Pero aquí no terminan las misiones que hubiera tenido la Estación CIA JM-WAVE en la invasión a Cuba en 1962. Así explica Theodore Shackley la última de sus tres tareas:

"Nosotros seríamos una fuente que suministraría expertos a cubanos que mantendrían el gobierno funcionando a nivel local después de la invasión¼ no-sotros habíamos estado colaborando durante meses con un antiguo funcionario del Ministerio del Tesoro (Ministerio de Hacienda) de Batista quien había estado compilando expedientes de cubanos calificados en una variedad de habilidades de administración municipal."

Más claro, ni el agua, restaurar en sus cargos a los batistianos para que volvieran a desgobernar el país después de que las tropas intervencionistas norteamericanas se los devolviera.

En otras palabras, el sueño eterno e imposible de los Díaz-Balart.

 

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