Diversión y conciencia, así es Amparo

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Amparanoia quedó atrás, pero Amparo sigue adelante. El nuevo capítulo de la vida artística de una de las más recias y coherentes personalidades de la escena musical española de estos tiempos, Amparo Sánchez, hará sentir su verbo y pasión el próximo domingo 10 a las 9.00 p.m. en la sala Tito Junco del complejo cultural Bertold Brecht.

El momento no puede ser más propiciatorio. El álbum de despedida de la banda Amparanoia, Seguiré caminando (Universal Vale Music) mereció uno de los Premios Internacionales Cubadisco 2009, en consideración a los valores estéticos que se reflejan en la obra de un conjunto que tuvo en Amparo una líder excepcional.

Su presencia actual en la isla responde a razones que se entrecruzan: el amor, el nuevo comienzo artístico y su hambre de asociarse a culturas afines. En el concierto, dedicado al inminente Cubadisco, intervienen los buenos auspicios de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y los vínculos de esa entidad gestora con los organizadores de la Feria Internacional de la fonografía y el Ministerio de Cultura.

Ella es andaluza y se había instalado hacia mediados de los noventa en el barrio madrileño de Lavapiés, datos estos fundamentales para entender de qué lado le vienen los mestizajes ancestrales y de nueva data. Con Amparanoia salió al ruedo en 1996 con el disco El poder de Machín, y ya desde entonces Manu Chao les tiende la diestra. Luego vino Feria furiosa, grabado en directo con la colaboración de amigos como Xavier Muguruza, Tonino Carotone, el Goñi y el propio Manu.

Una visita a México de Amparo repercutió en Amparanoia. Fue en el 2000 y pasó por la Chiapas zapatista. Somos viento, el disco inmediato, supo más a responsabilidad que a iconoclastia. Más tarde, Enchilao afinó mucho más la idea de una multiculturalidad insumisa. En enero del 2006 Amparanoia llegó a la cúspide con La vida te da. Fue la antesala del cierre del proyecto. Mucho estaba dicho, quedaban cosas por decir, pero Amparo tenía buenas razones para dar una vuelta de tuerca, aunque sin renunciar a ser ella misma.

"Estoy en una etapa de cambios. No reniego de Amparanoia. Por el contrario, fueron años de formación, de crecimiento, de comunicación, de explorar caminos y obtener resultados. Pero de pronto sentí que debía volver a Amparo, a un proyecto mucho más personal donde expresara como pienso y siento a esta altura de la vida. Hubiera querido que Amparanoia, cuando estaba en su sazón, entregara su corazón al público cubano. No obstante, me complace que muchas personas hayan seguido aquí nuestros discos", declaró a los lectores de Granma.

"La música cubana siempre me sedujo. No es casual que nuestro primer disco rindiera de algún modo un tributo a Antonio Machín, ese cantante cubano que marcó los sentimientos de varias generaciones de españoles que nos antecedieron y que la juventud ha ido descubriendo luego. Pero Cuba no es solo sones ni boleros ni rumbas, sino una actitud de apertura ante la música, un espacio de síntesis que indiscutiblemente influyó en mí aún antes de conocer la Isla y reencontrar el amor entre ustedes", confesó.

Amparo no se siente cosmopolita:

"Creo más bien en la apertura a los sonidos de los más diversos pueblos del mundo —precisó—. En lugar de eso que algunos pregonan sobre el conflicto de civilizaciones, la nuestra debía buscar el entendimiento a partir de relacionar la riqueza cultural de cada conglomerado humano".

Preguntamos por el influjo de Manu Chao en su carrera.

"Manu fue una bendición. No es solo el apoyo personal, sino el estímulo ante ideas coincidentes. Ambos nos revelamos artística y humanamente y al mismo tiempo nos rebelamos contra ciertos ritos, convenciones y esquemas que empobrecen el espíritu.

Ya al final de la conversación le pido una definición de sí misma:

"Amparanoia fue diversión y responsabilidad. Mezclar músicas de una manera auténtica es mi credo. Lo que estoy cultivando es otra cosa, pero al final es lo mismo. Yo no me puedo traicionar".

 

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