El sistema de salud cubano y la sociedad en su conjunto, disponen
de las fortalezas necesarias para elevar la capacidad funcional,
postergar la enfermedad y la discapacidad en las personas mayores y
contribuir a un envejecimiento digno.
Humberto Arencibia, director del Centro de Investigaciones sobre
Longevidad, Envejecimiento y Salud (CITED), ofreció detalles al
respecto en la apertura del XVII Seminario Internacional de Atención
al Adulto Mayor, que reúne hasta el viernes a más de un centenar de
profesionales y expertos de varios países.
Arencibia destacó que la prevalencia de enfermedades crónicas y
discapacidades en las personas mayores podría reducirse con acciones
de promoción de salud y prevención de enfermedades, lo cual
contribuirá a elevar la calidad de vida y a un ahorro de costos
humanos y sociales, fundamentalmente para los sistemas sanitarios.
Resaltó que el envejecimiento poblacional -reconocido como
fenómeno mundial hacia el que marchan todos los países- implica una
profunda transformación de las sociedades y exige un replanteamiento
de las políticas y programas.
El envejecimiento poblacional ha hecho que las enfermedades no
trasmisibles se conviertan en las principales causas de morbilidad,
discapacidad, dependencia y mortalidad en todas las regiones del
mundo, incluso en los países en vías de desarrollo, afecciones que
resultan costosas también para las personas y familiares.
Cuba se acerca a los dos millones de personas con 60 años o más,
lo cual representa el 17 por ciento del total de la población del
país, donde la expectativa de vida es de casi 78 años, similar a la
de países industrializados, enfatizó Arencibia.
La cita pretende llamar la atención acerca de cómo debe ser la
preparación de la sociedad para prevenir y actuar sobre estados de
vulnerabilidad en el ciclo de vida y garantizar un envejecimiento
activo.