En dos palabras: no existen barreras que impidan brindar
calificados servicios de salud. Ello nos ofrece "mucha
tranquilidad", dijo la experta, porque conocemos el alto valor que
confiere el Gobierno revolucionario a la protección de la salud de
la población, que se sustenta en la atención primaria, y cuenta
asimismo con una comunidad organizada.
Consideró que en epidemias como la que se viene desarrollando es
donde se pone a prueba un sistema sanitario, que debe ser capaz de
actuar y responder con rapidez ante situaciones desconocidas.
La representante de la OMS-OPS en Cuba indicó que como
Organización Mundial de la Salud "hemos fortalecido la comunicación
con las máximas autoridades cubanas", con los directores y técnicos,
y mantenemos una sistemática puesta al día del comportamiento
mundial de la epidemia.
Guido, Doctora en Salud Pública egresada de la Universidad de
Toulouse, Francia, informó que en esta epidemia se están viendo
muchos adultos jóvenes infectados, cuando lo normal es que la gripe
contagie a personas mayores y niños. Por eso tenemos que vigilar
atentamente esta epidemia y no bajar la guardia, porque, recordó,
"es un modelo parecido al de la gripe de 1918 que empezó por jóvenes
y cobró millones de vidas".
Al destacar la importancia de la prevención en salud, dijo que en
lo referido al A H1N1 es esencial mantener con rigor, e incluso
incrementar, hábitos y costumbres de higiene personal y colectiva,
donde lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón desempeña un
papel fundamental para evitar la diseminación del virus a través de
las manos.
Cuba hoy no tiene casos del nuevo virus, pero puede tenerlos
"mañana", indicó la doctora Guido, y lo importante será entonces
"yugular el brote que pueda aparecer". En eso radica la importancia
de que las autoridades y la población en general se mantengan
alertas y preparadas, a fin de evitar en lo posible la diseminación
de la epidemia. "Esa es la estrategia ideal", planteó.
Si cada familia y la comunidad en su conjunto "ganan en visión"
de la situación mundial imperante es posible reducir los impactos de
la epidemia.
En cuanto al papel de la Organización Mundial de la Salud dijo
que se sustenta básicamente en contribuir a coordinar la respuesta
internacional de acuerdo con el Reglamento Sanitario aprobado por
todas las naciones.
El nivel actual que mide el riesgo de que se produzca una
pandemia de influenza A H1N1 es de cinco, de una escala de seis,
cuando se declararía el estado pandémico, lo que significa —según
los criterios de la OMS— "una advertencia, una señal a todas las
autoridades sanitarias del mundo para que inicien actuaciones,
aumenten la vigilancia y tomen medidas para proteger a su
población".
La propia Margaret Chan, directora general de esa organización,
aclaró en Ginebra que el nivel 6 no quiere decir, en absoluto, que
nos acercamos al fin del mundo, ni que entonces habrá muchísimos
enfermos y que todos morirán, y todos los países estarán afectados.
Ni siquiera en los países que tengan brotes todas las personas se
infectarán. "Es importante aclarar esto porque si no, cuando
anunciemos el nivel 6, causaremos un pánico innecesario", subrayó.
Al hablar de los efectivos antivirales que existen para el
tratamiento del nuevo virus, la doctora Guido puso énfasis en
señalar que la administración de esos medicamentos debe ser única y
exclusivamente por indicación médica, y advirtió que, como todo
fármaco, tienen reacciones adversas, e incluso un uso indiscriminado
podría generar resistencia al virus y convertirlos en inefectivos.
Ante lo desconocido, como este nuevo virus, admitió que es normal
que se produzca algún grado de alarma, pero dijo que los cubanos
deben sentirse seguros de su sistema de atención. "Estamos
satisfechos de las medidas que viene adoptando Cuba", dijo.