Cada minuto muere en el mundo un niño a causa de la diabetes. En
Cuba, a pesar del criminal bloqueo económico, comercial y financiero
de Estados Unidos, hace años que no fallece un menor por esa
patología.
En el Orbe anualmente crece la diabetes en los menores y
adolescentes, unos 200 casos por día, pero en la Isla, el Programa
Nacional de Diabetes ha posibilitado que sólo haya unos mil niños y
adolescentes con la enfermedad y evitado desenlaces fatales.
El doctor Oscar Díaz, jefe del Programa Nacional de Diabetes,
explicó a la AIN que lo alcanzado por el país en esas edades es
posible porque desde antes de quedar embarazadas, las diabéticas se
someten a un estricto control y sus hijos nacen con menos riesgo de
contraer ese padecimiento o tener malformaciones congénitas.
La entrega gratuita de glucómetros y tiras reactivas, cuyo costo
es de un CUC cada una y deben usar tres diarias, figura en el
programa para embarazadas diabéticas, para que controlen su glucemia
durante la gestación.
Asimismo, la atención primaria de salud dispone de especialistas
preparados por el Instituto Nacional de Endocrinología, quienes
ofrecen consultas en los policlínicos del país, y además de tratar a
los pequeños enfermos, orientan a sus familiares y a los maestros.
También en las provincias existen los Centros de Atención al
Diabético que cuentan con las especialidades asociadas a la
diabetes, como son oftalmología, nefrología, angiología, y
cardiología, entre otras.
A diferencia de los países subdesarrollados o en vías de
desarrollo, y muchos capitalistas, a los menores les proporcionan
dieta especial, y gratuitamente glucómetros y tiras reactivas para
hacerse los análisis de glucemia.
La insulina, fármaco que por lo general usan los diabéticos de
esas edades, vale 30 dólares el bulbo en Norteamérica y otras
naciones, y el Estado cubano la subvenciona y el precio apenas
sobrepasa un peso.
Esa atención ha posibilitado que desde hace años no mueran en
Cuba niños y adolescentes por la diabetes y contar con sólo mil
menores de 15 años con esa enfermedad, incurable, pero posible de
controlar.