Cualquier persona que la haya visto compartir los sueños de
juventud con sus hermanos de la Nueva Trova, Silvio Rodríguez, Pablo
Milanés, Noel Nicola o Vicente Feliú; transitar por las filas del
Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, bajo la dirección del
maestro Leo Brouwer, o subir al escenario junto a figuras de gran
calibre como Pete Seeger, Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti,
Lucecita, Sonia Silvestre y Chico Buarque, podría pensar que ya Sara
González había dicho todo, o casi todo, en la música cubana.
Pero esta artista acaba de revalidar sus méritos con la
presentación de su más reciente material fonográfico, Cantos de
mujer Vol. II, en el teatro Astral.
Desde hace varios años, Sara decidió darles forma definitiva a
las ideas que circulan en su mente con la exploración en algunos de
los territorios menos conocidos de la creación contemporánea de la
Isla. Y el camino la llevó a ponerse bajo la piel de compositoras
que han hecho época en la música cubana de todos los tiempos. ¿El
resultado? Un disco que sorprende por la calidez y sensibilidad con
que su autora toma el mando de las letras de textos que no solo
forman parte indisoluble de nuestro repertorio musical, sino que
parecen integrar la banda sonora de su vida. Son trece canciones
conquistadas definitivamente por los aires del bolero, la guaracha,
el jazz, el son, la guajira, y, por supuesto, la trova.
La Sara que aquí se escucha no es solo la conocida intérprete que
ha definido con corazón temas cardinales de la Nueva Trova. Es una
Sara que también ha dado nuevas pruebas de su capacidad
interpretativa al hacer suyo un repertorio de canciones que desgrana
con pasión y belleza, como son los casos de Será tu condena
(María A. Gómez), Eclipse (Margarita Lecuona), Quizás un
Bolero (Lourdes Torres), Yo soy el punto cubano (Celina
González) o Contracorriente (Yamira Díaz).
En este concierto, bajo la dirección musical de Víctor (Pucho)
López y la colaboración del equipo del programa Cuerda Viva, la
trovadora supo mostrar su perfil más íntimo cuando entregó notables
versiones de textos que corporizan el complejo mundo interior
femenino y conservan, indudablemente, el espíritu original de sus
creadoras. Otro de los momentos cargados de emotividad fue la
exhibición del videoclip del tema de su propia autoría, Por todo
gracias, dedicado a la Heroína de la Sierra y el Llano, Vilma
Espín.
Su origen trovadoresco le permitió adentrarse con alto vuelo
poético en la vastedad rítmica de obras como Mi tierra es así,
de Radeúnda Lima; Qué falta de respeto, de Alina Torres;
Flores para tu altar, de Julia Ana Mendoza, o en los mundos
sutiles de Tus ojos y la ciudad, de Niuska Miniet, otra de
las piezas que calaron hondo en la sensibilidad de un público que
agradeció la posibilidad de ponerse en contacto con canciones que
debieran alcanzar mayor difusión debido a su incuestionable valor
estético.