EE.UU.

Una sociedad enferma

DEISY FRANCIS MEXIDOR
Francis_mexidor@granma.cip.cu

Mientras la Universidad Politécnica de Virginia ha reabierto el ala del edificio en el que el estudiante surcoreano Cho Seung Hi mató el 16 de abril del 2007 a 30 personas antes de suicidarse, en Michigan una mujer y un hombre fueron hallados sin vida en el campus universitario Henry Ford, en Dearborn, daba a conocer la agencia DPA. Son las víctimas más recientes de un fenómeno creciente y, al parecer, incontrolable en Estados Unidos: los crímenes con armas de fuego, la violencia, como patrón dentro de una sociedad enferma.

Cho Seung Hi se filmó un video antes de cometer la masacre en Virginia Tech.

Aún en la memoria están las imágenes de Cho en la Internet, cuando iba a consumar la mayor matanza perpetrada por un civil en la historia reciente de EE.UU. Hecho que se produjo, además, en la misma semana en que se cumplían los aniversarios del ataque en la escuela Columbine, de Colorado; la bomba en Oklahoma City, y el asalto policial en el predio de una secta religiosa en Waco, Texas, donde en conjunto sumaron más de 200 las víctimas fatales.

El asunto es que la extensa lista de crímenes a diario sigue calentando el debate abierto hace rato sobre el tema de los derechos de los norteamericanos a llevar consigo armas de fuego. La Carta de Derechos o Bill of Rights, el término por el que se conocen las diez primeras enmiendas de la Constitución, recoge, entre otras libertades para el estadounidense ¡la del derecho a tener y portar armas!

Asentada en ley está la cultura de violencia en una sociedad, exacerbada, por demás, por películas y juegos electrónicos que la estimulan, según han advertido sociólogos y psicólogos.

De acuerdo con datos del FBI, en noviembre y tras la elección de Barack Obama, las ventas de armas se dispararon casi un 50 % con respecto a las estadísticas del año anterior. Un hecho que saluda la Asociación Nacional de Rifles, poderoso grupo de cabildeo y "bondadoso" donante a las causas políticas, que tiene terreno labrado entre algunos legisladores, en especial los republicanos.

FUERA DE CONTROL

En 1994, el presidente William Clinton aprobó una prohibición de rifles semiautomáticos que duró diez años. Ahora algunos analistas dicen que el expendio y control de armamento es uno de los tópicos en la agenda del presidente Obama, uno más dentro de la compleja y desastrosa situación interna que heredó de su predecesor George W. Bush y la candente situación en el escenario internacional.

Un estudio sobre el fenómeno, aparecido en la revista Archives of Pediatric and Adolescent Medicine, aseguró que, por ejemplo, más de dos millones de adolescentes ingresaron a las escuelas portando armas durante el mes de marzo.

Como si fuera poco, luego del trágico suceso en el campus universitario Henry Ford, un grupo de estudiantes y otros sectores del estado de Michigan están pidiendo que se les permita a los alumnos llevar armas de fuego a las instituciones docentes, porque, increíblemente, los hará más seguros.

Según la televisión estadounidense, el número de permisos de portes de armas (concealed weapon) está creciendo a tal punto, que en el condado de Kent posiblemente se concedan más de 300 de esas licencias este año.

La situación es alarmante. En las últimas semanas se han producido varias masacres en territorio de Estados Unidos. Y no son exclusivas de los barrios conflictivos en las grandes ciudades. Es general. Los permisos para un rifle se dan con muy pocas restricciones.

En Casselberry, Florida, una mujer de 44 años que le disparó un tiro en la cabeza a su hijo de 20 y luego se suicidó, escribió en una nota que intentaba salvar al muchacho. "Lo siento mucho", escribió Marie Moore en varias notas. "Tenía que enviar a mi hijo al cielo y yo ir al infierno", agregó. Es como un regreso a la barbarie.

 

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