|
La historia, juez implacable
ARNALDO MUSA
musa.amp@granma.cip.cu
El nombre de Pol Pot se relaciona con genocidio y masacres. Los
más jóvenes quizás no hayan oído hablar del asesinato sistemático de
entre 1,7 a cuatro millones de cambodianos (la mitad de la
población) desde 1975 hasta principios de 1979.
hoy,
la cárcel es el Museo del Genocidio, donde murieron por torturas 16
000 inocentes.
La era de permanente violencia había comenzado en 1970 con la
intervención militar y ayuda imperialista a regímenes corruptos, y
se extendió a 1989; durante ese tiempo se suspendió el proceso
educativo de niños y jóvenes, la salud pública era casi inexistente
y Cambodia pasó a encabezar la lista de los países más pobres del
Extremo Oriente.
Con el comienzo del juicio en Phnom Penh, la capital de Cambodia,
a los más connotados asesinos, el asunto vuelve a la palestra 30
años después de la caída del régimen de Pol Pot y 20 de la derrota
de las bandas opositoras que intentaron retomar o usurpar el poder
sin el consentimiento popular.
Las
labores del Tribunal contra el Genocidio del Khmer Rojo se iniciaron
con el procesamiento de Kaing Guek Eau, alias Dutch, director de la
cárcel capitalina de Tuol Sleng.
El Tribunal contra el Genocidio del Khmer Rojo inició sus
sesiones con el procesamiento de Kaing Guek Eau, director de la
cárcel capitalina de Tuol Sleng (hoy Museo del Genocidio), donde
murieron por torturas 16 000 inocentes.
Este año también comenzarán los juicios contra Khieu Samphan, ex
presidente del Presidium de la entonces Kampuchea Democrática; Ieng
Sary, ex canciller; Ieng Thirit, otrora ministra de Asuntos
Sociales, y Nuon Chia, segundo hombre del régimen comandado por Pol
Pot, ya fallecido. Algunos trataron de escudarse en el jefe de los
criminales, dejándole la entera responsabilidad de los desmanes del
régimen; pero no se pudieron librar del juez más implacable: la
historia.
ALGO PARA NO OLVIDAR
Pol Pot y su círculo de poder no eran revolucionarios. Impusieron
un régimen basado en el aislamiento y en la erradicación de las
poblaciones urbanas, concebido solo en el campesinado.
Tan es así que el régimen prohibió, desde su victoria en 1975,
todo tipo de modernidad en el país. Las ciudades fueron desalojadas
por la fuerza y los cambodianos obligados a trasladarse a campos de
trabajo. La población de Phnom Penh descendió de dos millones a 25
000 en solo tres días.
El dinero quedó prohibido y el banco central desapareció. También
se eliminaron los vehículos, se prohibió la religión, se cortaron
las comunicaciones con el exterior, se terminó el servicio postal y
clausuraron las escuelas y los hospitales.
Aquellos que llevaban gafas, los que hablaban un idioma
extranjero o tenían una educación superior fueron internados para su
"reeducación". La mayoría resultaron asesinados por un régimen que
consideró al vecino Vietnam su principal enemigo, atacándolo
sucesivamente y dando muerte a muchos de sus ciudadanos.
NO SOLO LOS POLPOTISTAS
Analistas, entre ellos el lingüista y filósofo estadounidense
Noam Chomsky, consideran que no solo los dirigentes aún vivos del
Khmer Rojo deben ser juzgados por el Tribunal Internacional, sino
también el entonces secretario de Estado norteamericano, Henry
Kissinger, y otros autores de los bombardeos estadounidenses a
Cambodia —causantes de la muerte de más de 600 000 civiles—, así
como por su respaldo a los criminales, luego de que Vietnam y
patriotas cambodianos lograron expulsarlos del poder en enero de
1979.
Durante años, el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña a Pol Pot
en su exilio en Tailandia logró mantener viva la contrarrevolución y
a grupos mercenarios, principalmente en áreas fronterizas. En ese
periodo Washington y Londres respaldaron la representación de los
genocidas cambodianos en Naciones Unidas.
Luego intentaron manipular los esfuerzos para integrar el
tribunal que juzgaría a los criminales, cuestión que no fructificó.
En este contexto, Vietnam exigió severo castigo a los genocidas y el
primer ministro del hoy Reino de Cambodia, Hun Sen, planteó: "Nadie
debe escapar de la justicia. Los Khmers Rojos tienen que ser traídos
al Tribunal. Pero también aquellos que los apoyaron, deben aparecer
allí". |