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Al menos cuatro heridos provocó hoy la agresión de colonos judíos en
una aldea de Cisjordania, después de que la policía israelí mató a
un palestino en Jerusalén y el gobierno descartó fijar plazos para
la paz.
Residentes del asentamiento judío de Bat Ayin tomaron de forma
violenta las calles de la aldea de Safa, en la Ribera Occidental,
con el propósito de vengar la muerte de un adolescente israelí
ocurrida la semana pasada a manos de un constructor palestino.
La irrupción en ese territorio ocupado dejó al menos cuatro
palestinos heridos, además de vehículos y viviendas dañadas debido a
que los atacantes rompieron vidrios de ventanas a su paso este
miércoles por la localidad habitada por árabes.
Soldados israelíes se desplazaron hasta el lugar con el supuesto
objetivo de detener la trifulca, pero testigos relataron que más
bien brindaron protección a los agresores, mientras médicos
palestinos no pudieron acceder a brindar socorro por causa de la
violencia.
El pasado jueves, un árabe dio muerte con un hacha a un israelí
de 16 años e hirió a otro de siete, este último hijo de un
extremista judío condenado en 2002 a 15 años de prisión por intentar
detonar una bomba en una escuela de niñas palestinas en Jerusalén
Oriental.
Los choques de hoy ocurrieron apenas 24 horas después de que la
policía israelí baleó a un motociclista palestino en Jerusalén Este,
con el pretexto de que trataba de atacar a un grupo de funcionarios
cerca de un puesto de control en rechazo a la demolición de la casa.
El martes, autoridades israelíes derribaron la vivienda de los
familiares de un chofer abatido en julio pasado después de dar
muerte a tres israelíes y herir a otros 20 durante un ataque con
buldózer en la ciudad santa, ocupada por Tel Aviv en 1967 y anexada
en 1981.
También ayer, el canciller israelí, Avigdor Lieberman, afirmó que
el nuevo gobierno formulará un programa diplomático compatible con
los deseos de los electores, sin expresar un compromiso explícito
con dar continuidad al proceso de paz reiniciado en 2007.
Lieberman reaccionó así a declaraciones hechas por el presidente
de Estados Unidos, Barack Obama, sobre el interés de Washington en
reanimar las conversaciones de Annapolis entre israelíes y
palestinos, y la llamada Hoja de Ruta.
Al respecto, rechazó injerencias externas en la política israelí
y señaló que el mundo no debe vigilarnos con un cronómetro, en
alusión a que el flamante ejecutivo carece de prisa y aún no define
su postura ante la fórmula de dos estados.