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Para bien tuyo y de todos
Paga lo que debes
El impuesto: “nueva” incursión en algo tan
“viejo” como la sociedad humana
Pastor Batista Valdés
LAS TUNAS.— ¿De dónde "sale" el dinero que emplea el Estado
cubano para garantizar servicios y programas básicos como los de
salud, educación, seguridad social, cultura, inversiones, progreso
... ?
Las
oficinas de la ONAT siempre están abiertas al interés de personas
jurídicas y naturales.
Aunque conocida (del ingreso y ganancia de las empresas; de la
contribución que por ley deben hacer todas las personas jurídicas y
naturales ... ), la respuesta no parece preocupar y ocupar por igual
a quienes tienen la responsabilidad de cumplir ese deber.
Informaciones de la Oficina Nacional de Administración Tributaria
en Las Tunas (ONAT), consignan que el monto de las multas y recargos
por atraso o incumplimiento en el pago de impuestos superó en el
2008 los 11 millones de pesos, mientras en los dos primeros meses de
este año rondaba el medio millón.
La
disciplina tributaria es vital para la planificación económica por
parte del Estado cubano.
Aunque con una tendencia más favorable que en etapas anteriores,
ese asunto cobra interés dentro de las tareas que emprende el
territorio a favor del orden, la disciplina, la eficiencia y el
fortalecimiento de la economía.
Tener hoy al 98,3% el cobro del impuesto fijado a personas
jurídicas (resultado por encima de la media del país) no significa
motivo de tranquilidad para especialistas de la ONAT, autoridades
administrativas y políticas de la provincia, empeñadas en defender
"hasta el último centavo" de las arcas de la nación.
¿DINERO O IRRESPONSABILIDAD?
La realidad demuestra que no siempre el impago está asociado a
problemas de solvencia, financiamiento o falta de dinero. Varias
entidades de la agricultura y del sector azucarero (los más
morosos), pudieran tener hoy una situación mucho mejor, si sus
aparatos económicos y estructuras de dirección mantuvieran una
actitud más consecuente en torno a la disciplina tributaria.
Aunque
algunos aportan a tiempo, cocheros y propietarios de bicitaxis están
entre los más indisciplinados.
El descuido, inexplicablemente, ha marcado incluso a unidades
cuya contribución, en tiempo y forma, no depende de ingresos
productivos o de servicios, si se tiene en cuenta que funcionan
sobre la base del sistema presupuestado.
Lo curioso, en cualquier caso, es que a ninguna empresa o entidad
se le asigna dinero (o planifica parte de sus ingresos) para pagar
multas o recargos por irresponsabilidad y morosidad en el
cumplimiento de sus obligaciones tributarias.
De ahí se infiere que para liquidar ese recargo deban emplear
fondos asignados o concebidos para otros fines, lo que va en
detrimento de la actividad fundamental y de sus resultados internos.
Los perjuicios, en cambio, saltan ese "estrecho" ámbito. La
principal consecuencia tal vez esté en el desajuste que tales
indisciplinas va creando en el país; pues provocan el no ingreso a
tiempo de un fondo que ya se concibió para determinada compra, obra,
programa o inversión.
OPCIONES "A LA CARTA"
Según explica Julio Quiñones, subdirector de operaciones de la
ONAT, hay condiciones y alternativas para facilitar el aporte de
personas jurídicas y naturales, incluso en el supuesto caso de que
la situación económica del contribuyente presente dificultades en un
momento determinado.
"Nuestras oficinas —enfatiza— están siempre abiertas para
atender, escuchar y cooperar. Cuando hay comunicación oportuna,
intercambio y razonamiento, las dificultades pueden tener solución.
Lo inadmisible es el descuido, la indiferencia, la impunidad."
Se sabe que toda persona natural recibe desde enero una chequera
en las oficinas municipales de la ONAT. ¿Qué faltaría? Comparecer
cada mes a la caja ahorradora del Banco Popular de Ahorro y
depositar la suma correspondiente.
Como para algunos esa gestión puede tornarse "engorrosa", la ONAT
tiene en los Consejos Populares gestores dispuestos para esos
trámites, a favor de una mayor comodidad del contribuyente.
Aun así, hay a quienes nada parece acomodarles. No es el caso de
los arrendatarios de viviendas (habitualmente "en regla") y
trabajadores por cuenta propia, quienes en mayor o menor grado
tienden a contribuir.
La nota discordante sigue a cargo de los transportistas en
general, con mayor énfasis en los cocheros y propietarios de
bicitaxis: objetos, por demás, de permanentes quejas e
insatisfacciones por parte de la población (en especial los
primeros), a causa de otras indisciplinas, maltratos y
desconsideraciones, aparentemente inmunes a los mecanismos de
control, orden e inspección.
La "naturalidad" con que algunos ciudadanos han ignorado sus
deberes ante el fisco (fuera de ley) ha tenido nociva repercusión
entre quienes, sujetos a la misma labor, actividad o servicio, sí
han estado todo el tiempo a tono con lo establecido.
Un buen síntoma, sin embargo, ha comenzado a manifestarse en el
territorio: están concurriendo a "legalizarse" personas que no lo
estaban o que un día perdieron su patente por indisciplina.
Esa reacción es el resultado del favorable giro que empiezan a
tomar las cosas en medio del empeño —impostergable— por ordenar más
las finanzas, aprovechar mejor los recursos y consolidar el trabajo
en pos de una verdadera cultura económica.
Y en ese propósito, no puede ser tangencial o epidérmica la
disciplina tributaria, tan antigua como la sociedad misma y decisiva
en las condiciones de Cuba. |