Concluye
el invierno europeo y los vientos de cuaresma, que anuncian la
llegada de la primavera, están barriendo a gobiernos que dimiten
ante la incapacidad de enfrentar la crisis económica actual.
Una noticia de la agencia francesa AFP, fechada en Praga, señala
que "el Gobierno del primer ministro checo, Mirek Topolanek, que
presentó su renuncia, es el tercero en caer en pocas semanas en
Europa del Este, después de los de Hungría y Letonia".
Pareciera que se hubiesen puesto de acuerdo, pero no. De lo que
se trata es que el neoliberalismo afiebrado de cuando la caída del
socialismo europeo, y la derecha gobernante ahora en la mayoría de
esos países, no tienen posibilidad de revertir el deterioro
continuado de la situación económica y social.
El "sálvese quien pueda" está predominando en los sistemas
adoptados en esas naciones, y las que no tienen aun el euro como
moneda común, suman al caos la devaluación de su moneda nacional.
En Hungría renunció semanas atrás el premier Ferenc Gyurcsany,
tras no lograr la aprobación de su plan, que incluía medidas
impopulares en materia de salud y de jubilaciones, aunque el
Gobierno de Budapest recibió de los organismos financieros
internacionales un salvavidas de 20 000 millones de euros cuando el
país se encontraba ya al borde de la quiebra.
Por igual causa, había caído antes la administración de
centroderecha del premier de Letonia, Ivars Godmanis, en un contexto
de creciente descontento de la población, luego que su economía se
hundió el año pasado, con una contracción del PIB del 10,5% en el
último trimestre del 2008. De igual forma, Riga había obtenido el
año pasado 7 500 millones de euros por parte del FMI, de la UE y de
otros prestamistas.
Y ahora ha tocado renunciar al gabinete de la República Checa,
país que en la actual coyuntura de crisis prevé un estimado de
retroceso del PIB del 2% en el 2009, tras un crecimiento del 3,1% en
el 2008.
En este contexto mucho se está criticando los excesivos gastos
previstos para la Cumbre del G-20 que se celebrará el 2 de abril en
Londres, y que costará 19 millones de libras esterlinas (20,4
millones de euros ó 27,1 millones de dólares).
La mayor parte del importe se destinará al dispositivo de
seguridad, y esto ha desatado en todo el mundo la ira de grupos de
críticos que reprueban el despilfarro en tiempos de recesión y de
guerras.
También por estos días —exactamente el 5 de abril— el dimitido
premier Topolanek, será el anfitrión del mandatario norteamericano,
Barack Obama, en la cumbre UE-EE.UU. a celebrarse en Praga.
Se trata de que la República Checa ostenta la presidencia
rotativa de la Unión Europea, y que, como dijera el canciller checo,
Karen Schwarzenberg, no hay tiempo para elegir esta semana al nuevo
gobierno.
Son cosas raras, pero pasan: una cumbre en Praga en que una de
las partes estará presidida por un primer ministro que ya no es; una
Europa que presume de su estabilidad y en el último mes han tenido
que dimitir tres gobiernos; y una cumbre en Londres, cara, muy cara,
en medio de una crisis galopante que golpea principalmente a las
poblaciones de esos estados.
Nada... vientos de cuaresma sacuden al Viejo Continente.