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Arrecia en Iraq ofensiva política contra partido ex gobernante

BAGDAD, 24 de marzo (PL).— El gobierno de Iraq arreció su ofensiva contra la rehabilitación del disuelto partido Baas, a cuyos simpatizantes se les impide hoy toda actuación en la escena política, a pesar del llamado a la reconciliación nacional.

Analistas locales advierten incongruencias en la invitación del primer ministro iraquí, Nouri Al-Maliki, para que la oposición participe en el proyecto de reconciliación, y se excluya toda posibilidad de que se incorpore al mismo la agrupación baasista.

El Partido del Renacimiento Árabe Socialista (Baas) dominó Iraq en el gobierno de Saddam Hussein hasta su derrocamiento por la invasión que encabezó Estados Unidos, en 2003, tras la cual se desató una cacería contra su membresía, acusada de cometer varias irregularidades.

Según el portavoz gubernamental Ali Al-Dabbagh, los ciudadanos iraquíes están contra todas las formas de presencia baasista en el ámbito político, dada su asociación con la destrucción de Iraq y de la región, criterio reiterado por Al-Maliki.

El jefe del ejecutivo afirmó que la desmantelada formación nunca será un socio en el proceso político del país, y el pueblo no debe estar alarmado o preocupado por ello.

La Constitución iraquí (promulgada bajo la ocupación extranjera del país) prohíbe cualquier diálogo con o desde el disuelto partido Baas, apuntó un comunicado de la oficina del primer ministro.

En ese sentido, advirtió que quien piense dialogar con el Baas o sólo permitirle reorganizarse, cometería una flagrante violación constitucional, en conflicto con el estado de derecho y las instituciones que trabajamos por impulsar en el nuevo Iraq.

Por su lado, el ex primer ministro y dirigente del Movimiento de Reforma Nacional, Ibrahim al-Jaafari, alertó contra el eventual retorno del partido de Hussein al ruedo político y subrayó que la reconciliación no significa que sus militantes sean bienvenidos.

Militantes del partido fundado en 1951 han visto cerrados prácticamente todos los espacios para expresarse, situación que ha llevado incluso a obstruir el acceso al empleo en puestos públicos a muchos de sus simpatizantes.

La parlamentaria Maha Al-Douri, del bloque leal al clérigo Muqtada al-Sadr, criticó a Al-Maliki por excluir a antiguos miembros del partido Baas e ignorar la situación difícil que sufren los chiítas dentro de sus alegados esfuerzos reconciliadores.

Durante su reciente visita al país, el secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa, urgió al gobierno a ampliar el proceso de cohesión nacional, en alusión implícita a tomar en cuenta a funcionarios del anterior ejecutivo dominado por el Baas.

Esperamos que el proceso de reconciliación continúe y se ensanche. Consideramos la reconciliación como la única base firme sobre la cual enfrentar todas las amenazas y desafíos, enfatizó Moussa.

 

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