Bajo
los auspicios del Centro Nacional de Música de Conciertos del
Instituto Cubano de la Música, un grupo de amigos artistas se
reunieron en el teatro Amadeo Roldán, este último fin de semana,
para festejar dos importantes aniversarios vinculados a ese
encumbrado creador que es Frank Fernández: el 65 de su nacimiento (Mayarí,
Holguín, 16 de marzo de 1944) y el 50 de vida artística.
En un programa que se caracterizó por su nivel y fina factura, y
tras comprobar el crecimiento del pianista Daniel Rodríguez, en su
interpretación de obras de Ignacio Cervantes (Adiós a Cuba, Los
tres golpes¼ ), los primeros fuertes aplausos con el público
puesto de pie, llegaron con el oboísta Frank Ernesto Fernández y la
pianista Liana Fernández, en pasajes del filme 1ro. de enero,
de la autoría del homenajeado. Frank Ernesto, con un buen uso de la
respiración y otros aciertos, ofreció una versión sobresaliente de
la obra.
El entusiasmo permeó también la aparición del Trío Concertante
con obras de Astor Piazzolla (El otoño porteño y La muerte
del ángel), cuyo adelantado lenguaje tanguero apresaron muy
bien, junto a otras logradas actuaciones, como las de la soprano
Bárbara Llanes, la flautista Niurka González, el pianista Patricio
Malcolm, la Orquesta de Cámara Música Eterna, que dirige
López–Gavilán (junto a Liana Fernández) y el Coro Exaudi, bajo la
conducción de María Felicia Pérez (calificó al maestro como "músico
total, sin fronteras"), que sorprendió gratamente, al iniciar su
actuación con Suite infantil, temas populares en versión del
propio Frank.
Impactante fue también el final: Pancho Amat y su Cabildo del Son
cerraron con Son de Mayarí Guantánamo (de Lilí Martínez
Griñán). Frank, quien hasta ese momento estaba como espectador, se
acercó al piano y resumió el momento interpretando Gracias a la
vida, para asumir el legado de Violeta Parra.
El maestro Guido López-Gavilán, presidente de la Asociación de
Músicos de la UNEAC, entregó a Frank la condición de Miembro de
Mérito. Las ovaciones crecieron de tono por parte de un público que
esperó más de una hora el comienzo del concierto por fallas en el
fluido eléctrico, con la certeza de cumplir y regocijarse con la
jerarquía del homenajeado.