Al echar la primera paletada de mezcla dijo que, al mismo tiempo
que se enterraba esa piedra, se enterraban también simbólicamente
los contratos y procedimientos de la época de la tiranía, para dar
paso a la etapa revolucionaria que pronto facilitaría hogares a la
familia cubana con condiciones necesarias para vivir.
El proyecto consistía en un complejo de viviendas, campos
deportivos, parques infantiles y otras instalaciones, como parte de
la política de la Revolución de construir nuevos poblados y núcleos
urbanos en diferentes lugares del país.
Ese día, en el edificio de la Plaza de la República que ocupaba
el Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda (INAV), quedaba
inaugurada una exposición de maquetas, planos y proyectos de las
obras que se disponía a emprender esa institución.
El momento marcaba el inicio del plan del INAV que presidía
Pastorita Núñez y que con el de la reforma agraria constituían dos
de los pilares fundamentales del programa trazado por el Gobierno
Revolucionario.
Así comenzaba a forjarse el nuevo rostro de La Habana del Este.